Haz que tus proveedores te amen (o que al menos no te alucinen) para que en el futuro quieran volver a trabajar contigo. Aquí te compartimos los 5 errores más comunes a evitar.
Alguna vez leí en una tienda una frase que decía algo más o menos así: “Todos los clientes nos causan una sonrisa: unos cuando llegan, otros cuando se van”.
Desde entonces decidí que yo quería ser del primer grupo, si no en todas, sí en la mayoría de las ocasiones, porque eso genera energía bonita que se regresa cuando menos lo imaginamos.
En un afán de retomar mi vida de blogger de belleza, pensé que mandarme a hacer un tocador hermoso sería una gran motivación.
Busqué por muchísimos lados hasta que finalmente di con Ideas Hollywood. Rápidamente Lilian Pérez, la fundadora de la tienda, y yo, nos convertimos en buenas amigas y fue así como nació este post.
¿Por qué nos conviene ser buena onda? Porque todas somos clientas, pero eventualmente también todas somos proveedoras, y a veces lo obvio se obvia, como la empatía, la buena educación y los buenos modales.
Do’s y dont’s para ser buenas clientas
Enfocamos este post en clientas de muebles (por las experiencias de Lili), pero adapta la idea al negocio que se te venga a la mente, seguramente también aplica.
1) Regatear desde el inicio
“He recibido personas que en cuanto llegan al showroom piden un descuento sin siquiera haber formalizado la compra. Es muy diferente cuando, ya casi para pagar, el cliente hace la pregunta (porque sí, la mayoría la hace). Ahí sí, dependiendo de la venta, hasta gusto da concedérselo. Es importante ser justo, educado y pensar en toda la cadena de proveedores, porque ese descuento repercute en la ganancia de todos”.
Tip: se vale pedir un descuento, pero sólo al final, cuando ya sabes qué vas a comprar y de cuánto es tu total.
2) Mala actitud
“La emprendedora debe entender que la primera etapa del negocio, después de la planeación, es inversión, inversión, inversión… Hay que dejar de verlo como gasto, gasto, gasto, porque lo que genera esa visión es muchísimo estrés. He recibido personas que llegan con la espada desenvainada exigiendo descuentos, envíos gratis, garantías por tiempo indefinido, cancelaciones por cualquier motivo, en fin… Es muy desgastante lidiar con gente que no está ilusionada con su negocio, sino más bien extremadamente estresada”.
Tip: como emprendedoras tenemos que hacer bien los cálculos, definir un presupuesto y ajustarnos a él basándonos en precios reales, no exigiendo descuentos que al final del día desgastan la relación, porque mientras que uno se siente “ganón”, el otro se siente abusado… y esas relaciones nunca funcionan (aplica para parejas, socixs y amigxs).
“Cuando hay errores, tristemente no negociamos, peleamos. Buscamos culpables de lo que sale mal en lugar de asumir –todos– nuestra responsabilidad e intentar llegar a un buen acuerdo”.
Lilian Pérez, fundadora de Ideas Hollywood
3) Asumir
“Damos por sentado que todxs tenemos la misma idea de lo que una palabra significa, cuando en realidad a lo mejor para mí un tocador es de una manera –una mesa, una silla o un sillón– y para otra persona es algo diferente. No hacer las suficientes preguntas me ha causado muchos problemas a la hora de entregar, porque el cliente no recibe lo que en su mente visualizó, creo que aquí la solución sería ser muy claros en lo que queremos y podemos ofrecer”.
Tip: si es posible, intenta llevar referencias para unificar la idea del producto que está en tu mente y que así tal cual se materialice. Pregunta, expresa tus necesidades y rebota ideas para llegar al mueble ideal.
4) Ser malinchista
“Con gran tristeza confieso que muchas veces me he sentido maltratada, abusada, ofendida… Vivimos bajo esta idea de que ‘el que paga, manda’, y creemos que porque la otra persona está vendiendo tiene la obligación de cumplir todos nuestros caprichos. Se ha perdido mucho el respeto en la relación proveedor-cliente, y eso desgasta a ambas partes en lo emocional, porque a nadie le gusta sentirse rogón, abusado u ofendido”.
Tip: no sabemos quién está detrás del escritorio; sin importar el color de piel, la talla, la marca de la ropa, la educación o la cartera, tratémonos todos con dignidad humana. Es valioso nuestro dinero, sí, pero también el trabajo y el esfuerzo de los trabajadores.
5) En el pedir está el dar
“Todos cometemos errores, nadie quiere conscientemente regarla, pero los errores suceden. En particular creo que en esta industria somos muy castigados cuando metemos la pata. Si algo no llega en el color, el tamaño o la altura correcta, el cliente por lo general reacciona de una manera dramática, exagerada y grosera, hay nula empatía, y yo entiendo que es un error, pero cuando se reclama de manera tan fea, ni ganas dan de ayudar. Como dice la frase: ‘es mejor con miel que con hiel’”.
Tip: cuando las del error somos nosotras, ¿cómo nos gusta que nos lo hagan ver: a gritos o amablemente? Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti. Otro consejo importante: aprendamos a negociar con inteligencia emocional, volvemos a la regla de oro: no hagas lo que no te gustaría que te hicieran.
Fotos: Pixaby
Síguenos en redes sociales como @KENArevista: