La leyenda cuenta que San Bonifacio (680-754), un obispo inglés, decoró un árbol con manzanas rojas para representar la tentación y pecados de Adan y Eva. También decidió alumbrarlo con velas para simbolizar la luz de Cristo. Su idea caló tanto entre las comunidades que la costumbre fue repitiéndose año tras año.
Presuntamente, en 1958, hubo una importante sequía en un pueblo de Francia y no pudieron cosechar manzanas para Navidad. Años atrás, en el lugar se había construido una fábrica de vidrio para elaborar relojes. Los empleados debían soplar bolas de vidrio para sacar las caras protectoras de las piezas de joyería.
Tras la escasez de manzanas, un trabajador de la planta decidió hacer bolas de vidrio con tinte rojo para sustituir los frutos. Luego, la fábrica decidió producir, además de relojes, esferas de Navidad y el legado se extendió por todo el mundo.
Las tradicionales esferas unicolores tienen su significado, y aquí te lo diremos:
• Rojas. Se usan para hacer plegarias y pedir deseos. Representan el pecado original, además de amor y generosidad.
• Plateadas. Representan el agradecimiento.
• Verdes. Significan esperanza, naturaleza y vida.
• Doradas. Son las alabanzas hacia Dios, además de prosperidad y riqueza.
• Azules. Simbolizan el remordimiento por las faltas y arrepentimiento por los pecados.
• Blancas. Representan pureza, alegría y fe.
Actualmente, El Centre International D’art Verrier ofrece dos colecciones de bolas de Navidad: una línea tradicional y una línea contemporánea. Cada año, esta última se enriquece con una nueva pieza firmada por un diseñador.
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