Conociste a alguien que te encantó, parecía la persona ideal, se encariñaron y, luego, cuando todo se venía abajo no te resignabas a dejarlo ir.

Muchas han tolerado -más de lo debido-, porque no querían dejar la relación. Siempre querían seguir luchando e intentarlo una vez más.

Suena a cliché, pero es el más verídico de todos: esta vida es para gozarla. ¿Por qué pasar tus días llorando por los rincones?

Nada como tener una relación en la que puedas ser tu misma, reír a carcajadas y ser feliz.

Si tu pareja te causa lágrimas o lo haces tú es porque estás apegada emocionalmente: ¡huye!

Como diría Walter Riso:

«El apego es el mayor motivo de sufrimiento de la humanidad».

¿Qué creen ustedes?

En mi humilde opinión, está en lo cierto. Nos aferramos tanto a alguien que terminamos sufriendo. ¿Por qué sucede? porque idealizas buscando perfección y, sí, además, es terriblemente imperfecto, ¿por qué continuar?

No importa que sea una relación de años, no importa que tengan bienes e hijos juntos, lo que no te hace feliz debe mantenerse lejos. ¿Qué puedes hacer?

  • Busca actividades que te diviertan. Sal a disfrutar del día y anótate en grupos que entrenen al aire libre. Si esto no es lo tuyo, ve al cine, de compras o a comer con amigas.

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  • Ámate a ti misma. Arréglate, viste bonita y no te descuides por nada, ni por nadie.

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  • No te cierres al encontrar a tu balsero. Creo –firmemente– en que la mayoría de las que han atravesado una ruptura han tenido a un balsero. Esta nota me hizo meditar y darme cuenta de la certeza inmersa en esas líneas. Además, muchas veces son necesarios para ayudarte a «cruzar al otro lado» y superar el trago amargo.

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  • Invierte tiempo en tu crecimiento profesional. Haz un curso o retoma tus estudios. Te servirá para distraer la mente, mientras aprendes.

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  •  Recuerda con madurez lo sucedido. No vale de nada que le eches la culpa a él. Siéntete orgullosa de estar tomando las riendas y salir del hoyo negro donde estabas sumergida.

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Nadie es indispensable, aprende a soltar y podrás sonreír nuevamente. ¡Tú puedes lograrlo!


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