Al principio no teníamos ni idea de qué ni cómo iba ser el confinamiento al trasladar el trabajo, la escuela, el gimnasio y hasta las reuniones a la web debido al #quedateencasa por la pandemia, ¡pero lo logramos! Hoy viendo un par de meses atrás, recordemos con humor el inicio de cuando mudamos nuestra vida a internet.

1.¡¿Nos vemos en dónde #queseso?!

Plataformas que tuvieron un super boom como Zoom, Jitsimeet, Skype, FaceTime, House Party y otras, son pre pandemia; algunos ya las conocían. Pero, para la gran mayoría eran esa metáfora del árbol en Japón que nadie ve ni oye caersehasta que «existe para ti». No importa cuánta resistencia tuvieras al principio, tuviste que bajar y aprenderle por lo menos a un par de las mencionadas.

2. «¿Cómo le hago? No soy tan tecnológica»

También probamos nuestra capacidad de adaptarnos, literal, de un día para otro y hacer una mudanza a la vida cibernética. Entre duda y vergüenza preguntábamos (a veces sin externarlo): –¿eso es gratis, lo bajo en mi cel o mi compu lo aguantará, puse bien la contraseña?, no veo ni oigo nada, dónde le pico, help «alguien joven», ¿lo chafa, será mi internet o mi compu… o yo?
Aunque nos consolamos pues siempre había alguien peor de perdid@… y hasta le ayudamos.

3. «¡Ay qué fea me veo en la pantalla

Cara como de bola, apoco soy así, mejor me voy a operar acabando esto, me urge un tratamiento facial, voy a usar todos los filtros y maquillaje virtual que encuentre aunque me ponga cara de conejo…-
ah no…
Y de pronto era: –mejor pongo la cámara más lejitos, ya sé cómo arreglarme (por lo menos de la cintura para arriba), peinarme y hasta el ángulo con la luz que me favorece. Hoy, hasta me gusta más mi «cara de internet».

4. Mudar mi vida a internet: «Esto me está gustando»

Pasada la curva de adaptación comienzas a sentir las ventajas. Es parte de la supervivencia del ser humano «adaptarse al ambiente»:

Me estoy ahorrando todo el tráfico; puedo trabajar desde mi cama y comer en mi mesa… ¡con platos!; ni quien me vea hacer el oso en esta clase de baile online; mis manualidades quedando de Pinterest; uy no sabía que tenía una súper chef adentro; ¡cuántos followers me están llegando!; TikTok es la neta y cabemos los Millenials; ya perdí el miedo al ecommerce; la pandemia es el mejor pretexto para no ir ni hacer lo que no quiero; a veces, platicas más profundo con la gente si no la ves además te contactó gente del pasado (!), gasto más en el súper, pero ahorro en todo lo demás… tu nombra los millones más de ventajas que fuiste encontrando.

5. «Ya quiero ser influencer»

Derivado del punto anterior, donde potenciamos o dimos vida a talentos ocultos aunado a que todo se había vuelto internet: nos volvimos en mayor o menor medida «influencers». Alce la mano quién no ha hecho un Live con reflexiones para este tiempo; ha subido orgulloso sus recetas con foto cenital; ha «trabajado» arduo en sus Tik Tok; pimpeado sus redes sociales y aprendido a retocar sus fotos; quién no esta siguiendo un plan fitness y mostrando su progreso… o de menos la selfie con ropa de gimnasio y frases motivadoras; quién no se ha maquillado solo porque ese día tenía una videollamada y publicó el pantallazo del momento… en fin… ¡y vamos por más!

Cuéntanos en los comentarios de aquí abajo, ¿qué cosas de las anteriores -y otras- has vivido tú en este periodo?


Síguenos en redes sociales como @KENArevista: