El ejemplo es el mayor de los valores en la crianza. Padres, abuelos, tíos son el modelo que los niños imitan; las conductas y las emociones de los adultos que acompañan a los pequeños definirán mucho de sus acciones. Por ello, la crianza responsable no es solo un término más en la psicología moderna, debería ser una forma de vida consciente para poder implementarla.
Datos de la Unicef y la Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres, señalan que en México 6 de cada 10 de niños, niñas o adolescentes de entre 1 y 14 años, han experimentado algún tipo de disciplina autoritaria en su hogar. Y es que en pleno siglo XXI esta sigue siendo la práctica común de muchos hogares: un estilo estricto y rígido a base de orden y sin oportunidad para los pequeños expresen abiertamente sus sentimientos y emociones.
Razones para implementarla
Expertos destacan que las primeras relaciones de los niños con su entorno y su desarrollo está marcada por la crianza. Por ello, recomiendan que la mejor forma de hacerlo es aquella que promueve el crecimiento saludable.
La crianza responsable y con afecto fue trabajada por el psicólogo inglés Jhon Bowldy, cuando colaboró con instituciones de niños privados de la figura materna. Fue así como logró formular la Teoría del Apego.
Dicha teoría indica que el vínculo emocional de los bebés con sus papás a temprana edad, impactará en la seguridad y empatía de las relaciones personales generadas en su vida adulta.
A todo esto, ¿exactamente qué es?
La crianza responsable se caracteriza por ejercer prácticas de cuidado, protección, formación y guía que posibilitan el desarrollo, bienestar y crecimiento saludable y armonioso, tanto físico como mental, espiritual, ético, social y cultural.
Pero ten en cuenta que la educación respetuosa no significa promover un estilo de crianza permisivo, tampoco renunciar al papel de autoridad. Significa respetar la dignidad de la niña, niño y adolescente en todo momento, con límites claros fundamentados desde el amor.
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