La Navidad, para muchos, evoca imágenes de alegría desbordante, reuniones familiares y la calidez del hogar. Sin embargo, detrás de ese velo de festividad y luces brillantes, se esconde una realidad silenciosa que afecta a un número significativo de personas: la depresión navideña. Lejos de ser un mito, el «blues navideño» es una experiencia real, a menudo dolorosa, caracterizada por sentimientos de tristeza, soledad, ansiedad o una profunda melancolía que contrasta fuertemente con la expectativa social de felicidad.
Es fácil sentirse abrumado cuando el mundo parece celebrar y uno mismo lucha con emociones complejas. La presión por «estar feliz» puede ser agotadora, y la idealización de estas fechas puede exacerbar el dolor por pérdidas, ausencias o expectativas no cumplidas. Reconocer que no estás solo en esta experiencia es el primer y más importante paso para encontrar la luz en medio de la oscuridad. Esta nota es una invitación a la compasión contigo mismo y una guía con estrategias prácticas para navegar estas emociones y encontrar la calma durante la temporada festiva.

¿Depresión navideña ? Es real y en KENA te te hablamos de esto. Freepik
¿Por qué la Navidad puede traer tristeza?
Las razones detrás de la depresión navideña son variadas y profundamente personales. No existe una única causa, sino una combinación de factores que pueden amplificarse en estas fechas:
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Presión social y expectativas. La constante exposición a imágenes de «familias perfectas» y celebraciones idílicas puede generar una sensación de insuficiencia o tristeza si nuestra realidad no se alinea con esos ideales.
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Soledad y aislamiento. Para quienes han perdido a seres queridos, viven lejos de su familia o no tienen un círculo social activo, las festividades pueden intensificar los sentimientos de soledad y la conciencia de la ausencia.
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Estrés económico. La presión por comprar regalos, decorar y organizar reuniones puede generar una carga económica significativa, contribuyendo al estrés y la ansiedad.
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Recuerdos y nostalgia. Las festividades a menudo traen a la superficie recuerdos de navidades pasadas, lo que puede ser hermoso pero también doloroso si esos recuerdos están asociados a pérdidas o momentos difíciles.
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Cambios en la rutina. El desajuste de los horarios de sueño, la dieta y la actividad física debido a las vacaciones puede afectar el equilibrio químico del cerebro y el estado de ánimo.
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Desorden Afectivo Estacional (DAE). La menor exposición a la luz solar durante el invierno puede influir en los niveles de serotonina y melatonina, afectando el estado de ánimo en personas predispuestas.
Esto es un tema que me toca a nivel personal. Sufrí de ansiedad por muchos años, pero cuando llegaba la Navidad… ¡todo era peor! Las celebraciones, los villancicos, las redes sociales y la aparente vida perfecta de mis contactos, entre otras cosas, desbordaban una profunda tristeza. Mi psicólogo me ayudó a entender y enfrentar esto.
Entendí que solo eran momentos, y que mi mente tenía que adecuarse y a volver a vivir lo mágico de esta temporada. No te lo voy a negar, fue un proceso MEGA difícil, pero tuve que hacerle trampa a mis miedos para poder recuperar a la niña divertida que siempre habitó dentro de mi. Una Mariel inocente, amable y arriesgada, incluso en las temporadas festivas, a pesar de las situaciones donde todo parecía estar «patas arriba».
Reconocer estos detonantes es crucial para abordar la tristeza de una manera constructiva. No se trata de eliminar la Navidad, sino de encontrar maneras de vivirla que sean auténticas y respetuosas con tu estado emocional.

¡Desbloquéalo! Superar tristeza en navidad. Freepik
Estrategias para encontrar la calma y el bienestar
Superar la depresión navideña no significa fingir alegría, sino encontrar formas de cuidarte y honrar tus sentimientos. Aquí te presento algunas estrategias prácticas:
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Valida tus emociones. Permítete sentir lo que sientes. Es normal no estar exultante de alegría todo el tiempo, especialmente en estas fechas. No te juzgues por no encajar en el molde de la felicidad obligatoria.
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Establece límites realistas. No te sientas obligado a asistir a todos los eventos o a complacer a todos. Es válido decir «no» si algo te sobrepasa. Prioriza tu energía y elige las actividades que realmente te aporten paz.
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Crea nuevas tradiciones. Si las viejas tradiciones te traen dolor, es una oportunidad para crear otras nuevas que se ajusten a tu vida actual. Esto puede ser tan simple como ver una película en pijama, cenar algo diferente o hacer voluntariado.
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Mantén tu rutina. Intenta respetar tus horarios de sueño, alimentación y ejercicio en la medida de lo posible. Estos hábitos básicos son anclas importantes para tu estabilidad emocional.
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Conecta de manera auténtica. Busca conectar con personas que te generen bienestar, sin presiones. Si la soledad es un factor, considera unirte a grupos de apoyo, actividades comunitarias o incluso ofrecerte como voluntario.
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Practica la gratitud (sin forzarla). No se trata de ignorar el dolor, sino de reconocer los pequeños momentos de belleza o las cosas por las que te sientes agradecido, incluso en los días difíciles. Una pequeña lista mental puede ayudar.
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Busca la luz natural. Si el DAE es un factor, intenta exponerte a la luz solar por las mañanas. Un paseo corto o sentarte cerca de una ventana puede marcar una diferencia.
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Limita la exposición en redes sociales. Si las publicaciones idealizadas te generan malestar, tómate un descanso de las redes sociales durante unos días.
Te haré un spoiler, esa sensación de tristeza absoluta ya llegaban en grandes saltos pero con intervalos de tiempo mucho más lejanos, ¡y ufff, menos mal! Pero aunque en esos pequeños momentos donde sentía que la energía escaseaba, y en muchas ocasiones me obligaba a sonreír, fui descubiendo algo verdaderamente poderoso: la magia de los pequeños actos.
Mariel salió a caminar, a disfrutar de la inocencia de los niños antes de llegar Santa… ella entendió que debía fijarse un rumbo, y que necesitaba recargar sus baterias para darle fuerza a otro corazón que me esperaba en casa (mi madre). Pero fue sobre todo por ella, por la que aprendi a sanarme en silencio, a darle poder a la gratitud y a anlcar en mi mente el aquí y el ahora lleno de paz. Aprendí a elegrime, a cuidarme y a vivir la Navidad sin depresión, sin recuerdos negativos y con mucha ilusión.

Cuando sientas ansiedad en fiestas, abraza a tu persona fav. Freepik
La importancia de pedir ayuda profesional
Entonces te afirmo que los sentimientos de tristeza son intensos, persistentes, afectan tu funcionamiento diario o tienes pensamientos de desesperanza, es crucial buscar apoyo profesional. Un terapeuta o psicólogo puede ofrecerte herramientas personalizadas y un espacio seguro para procesar tus emociones. No hay vergüenza en pedir ayuda; es un acto de valentía y amor propio.
Los recursos de salud mental están disponibles, incluso durante las festividades. Busca líneas de apoyo en crisis o profesionales que trabajen en estas fechas. Recuerda que cuidar tu bienestar emocional es tan importante como cuidar tu salud física.
La Navidad no tiene por qué ser una temporada de sufrimiento silencioso. Al reconocer tus emociones, establecer límites saludables y buscar apoyo cuando lo necesitas, puedes transformar esta época en un período de autocuidado, sanación y, quizás, de un nuevo tipo de magia: aquella que nace de la autenticidad y la resiliencia. Permítete vivir estas fechas a tu propio ritmo, honrando tus sentimientos y recordándote que eres digno de paz y bienestar, más allá de cualquier expectativa festiva.

Cuidar salud mental navidad es fundamental. Freepik
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