Gisela «Chela» Aguilar volvió a nacer hace ocho años. Su vida estuvo en peligro de muerte y hoy nos cuenta qué le pasó. Su testimonio nos revela cuán importante es cuidar de nuestra salud y ponernos en manos de especialistas.
«La vida es una sola y hay que cuidarla». Chela Aguilar
-¿Qué malestar tenías?
-Empecé con dolores de estómago y, en vista de que no me pasaban, decidí ir al medico, al  especialista, una gastro.
-¿Cuándo ocurrió?
-El 4 de abril de 2010.
-¿Qué diagnóstico te dieron?
El diagnóstico de la doctora fue que tenía el colon muy inflamado y tenía divertículos, por eso me dejan hospitalizada el día 3 de abril y  me ponen tratamiento para desinflamar el colon. Amaneció el día 4 y yo me sentía mejor con el tratamiento que me estaban suministrando, pero a las 11 de la mañana vinieron los enfermeros y me dijeron que la doctora había indicado ponerme un enema, y ahí empezó todo lo que me tocó vivir. Al ponerme ese enema fue peor; me reventaron el colon y empecé a descompensarme. Pasaban las horas y me ponía peor. Deciden llamar a la doctora y ella decide operar. Llaman al único coloproctólogo que había en la isla (de Margarita) y luego de hacerme los análisis correspondientes para operarme deciden hablar con mi esposo y mi hermana mayor diciéndoles que me tenían que operar y que no sabían qué iban a encontrar al abrir y que, si salía viva, saldría con una bolsa de colostomía.
«El apoyo familiar fue mi mejor aliciente»
-¿Cómo cambió tu vida después de lo ocurrido?
En mi mente tengo tatuada las caras de mis dos hijos, mi esposo, mi hermana y familiares y amigos que estaban ahí al momento de entrar a quirófano, sin saber si era la última vez que los iba a ver. A Dios gracias  salí viva y con mi bolsa de colostomía.
No fue fácil al despertar y verme con algo muy extraño que no había visto nunca, pero me tocó a mi. Con ayuda de mi hermana -que hoy ya no está con nosotros, porque el cáncer nos ganó la batalla- pasaron 15 días y yo no podía verme lo que me habían puesto. Ella me decía ‘tranquila hermana, eso va a pasar’ y me hacía toda la higiene necesaria, hasta que dije ‘bueno, tengo que asumir lo que me pasó y aceptar y aprender a vivir con esto hasta que dure’, y así fue.
Después de seis meses, me operan para quitarme mi bolsa y volver a mi vida normal y poder ir al baño como siempre; ese día fue uno de mis días más felices, gracias a mi cirujano Faustino Pagglioca, que hizo posible que todo lo malo vivido se borrara de mi mente y que ahora sea un recuerdo.
«Tengo que asumir lo que me pasó y aceptar y aprender a vivir con esto hasta que dure»
-¿Tuviste apoyo familiar con lo que te pasó? 
-El apoyo familiar fue mi mejor aliciente. Mi esposo primeramente, mis hijos, mi madre, mis hermanas, hermano, cuñados y cuñada y todos mis amigos queridos.
-Tienes alguna recomendación, como previsión, a las mujeres para que cuiden de su salud
-Mi recomendación es que hay que cuidarse en las comidas, comer mucha fibra, porque lo que me paso a mi fue por problemas de estreñimiento. Chequearse con el gastro una vez al año y hacerse los exámenes correspondientes.
No tengas miedo de visitar un médico. Es mejor sacrificar unos minutos de tu tiempo que pasar años sufriendo por algo que no tiene cura.
La vida es una sola y hay que cuidarla.

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