
Los seres humanos estamos posicionados en la cima de la cadena trófica. Tenemos lenguaje, sistemas de memoria avanzada, imaginación, habilidades creativas, inteligencia, conciencia, y la convicción de ser los seres más “poderosos” del planeta tierra. ¡El último atardecer!
Durante miles de años hemos sido los dueños del mundo, y lo hemos modificado a nuestro antojo desde cualquier aspecto que lo veamos.
La humanidad trajo consigo necesidades que tuvieron que empezar a resolverse: necesitó sobrevivir e inventó el fuego como protección y sustento, necesitó comunicarse e inventó el teléfono, necesitó una movilidad más ágil e inventó una variedad de transportes, y así con el pasar de los años inventó un remedio para cada situación que representara un obstáculo.
En los últimos dos siglos han ocurrido tres revoluciones industriales, y el pronóstico muestra que cada vez serán más los descubrimientos que le den un vuelco a nuestras vidas.
El último atardecer
Lamentablemente todos estos inventos, a pesar de facilitar nuestra pasada por el mundo, a su vez lo han ido destruyendo cada día, y el tiempo que nos queda podría ser muy poco, porque los seres humanos al fin y al cabo no somos tan poderosos como creemos.
Más bien somos criaturas diminutas, vulnerables y egoístas que hemos actuado sin pensar en todo el daño que cada acción conlleva.
Pero la venganza cada vez se avecina más, hemos sido víctimas de nuestro propio invento por todos estos años, y tanto la tierra, como nuestras propias creaciones, en cualquier momento podrían declarar una guerra en nuestra contra.
Entre tantas problemáticas que actualmente nos afectan hay dos que hoy en día causan una considerable preocupación:
- El calentamiento global.
- 2. Las posibles consecuencias negativas de la inteligencia artificial.
A simple vista podríamos pensar que son dos situaciones muy alejadas la una de la otra, y con poca relación, sin embargo, el artista Jaime Camargo ha elaborado una escultura en donde materializa y vislumbra el fin de la humanidad, que ocurre como consecuencia de ambos asuntos.
Historia apocalíptica
A través de hierro, pintura, tela, tornillos y mucha creatividad, esta obra nos narra una historia apocalíptica, en donde la inteligencia artificial llega a tal punto de comprensión e independencia que podría reemplazar la raza humana.
Esta nueva tecnología cada día podría estarnos quitando el puesto en la pirámide del poder, y llegar al punto de pensar: “Los seres humanos han causado tanta destrucción que tal vez ellos deberían ser los destruidos.” Y así la IA llegaría a ser la última sobreviviente en la tierra.
No obstante, de manera simultánea el calentamiento global estaría avanzando paulatinamente hasta debilitar tanto la capa de ozono que los rayos de sol tocarían de manera tan directa la tierra haciendo derretir todo tipo de material, y dándole fin a la existencia de la tecnología, y es en este momento exacto en donde es capturada de manera armoniosa la idea de la escultura:
«Una mano robótica de la cual sale aceite hidráulico simbolizando su deterioro máximo, mientras sostiene una sombrilla agujereada a causa de los fuertes rayos del sol, y que en conjunto retratan no solo toda esta historia, sino el último atardecer del mundo».
Esta obra de arte busca no solo generar una emoción de preocupación y temor en la gente, sino también una consciencia y un llamado a la acción en el cual todos hagamos parte de un cambio.
Este cambio es un posible escenario de nuestro fin, así como existen muchísimos otros, pero… ¿Qué vamos a hacer para evitar que esta historia sea cierta?
Por Salma Camargo Giraldo. Escultura: Jaime Camargo.
jaimecamargo@hotmail.es
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