“Soy fan del planeta y de todas las especies que habitan en él. Tengo el privilegio de vivir en este planeta y por lo tanto la responsabilidad de cuidarlo”. Jessica González, emprendedora social y activista animal.

Cuando hablamos de emprendimiento, el imaginario social nos hace remitirnos al estereotipo del exitoso o exitosa y millonaria tecnóloga de Silicon Valley -o algo por el estilo-, cuyos logros le han posicionado en la cumbre del triunfo y la victoria, lo que sea que eso es.

Emprender no es un verbo exclusivo de empresas capitalistas lideradas por personas jóvenes, es un llamado que va más allá de volverse ricos y para Jessica González, es una responsabilidad y un compromiso social con la humanidad y sus especies sintientes. Administradora de empresas turísticas de profesión, esta joven mujer emprendedora social concibe el éxito a través de los “proyectos que culminan y causan impacto, de las personas interesadas en cambiar hábitos debido a mi trabajo y activismo, una buena salud, familia, constante aprendizaje y pertenecer a una comunidad que logra cambios”.

Emprendiendo para la sociedad

Jessica reside en Playa del Carmen, Quintana Roo, e inició su activismo difundiendo la realidad de la industria de los delfinarios y documentando la matanza animal de la ganadería industrial, esto la llevó a aterrizar su mensaje de “justicia, respeto y equidad para todas las especies sintientes del planeta” con la sociedad.

Imagen: Cocinar para liberar

En este sentido y para ampliar las opciones de alimentos basados en plantas en la ciudad turística donde radica, en octubre de 2019 junto a la ONG ProVeg echó a andar el programa Cocinar para liberar, un proyecto en donde les ayudamos a restaurantes y/o hoteles a tener más opciones a base de vegetales en sus menús sin ningún costo. A los negocios se les brinda toda la ayuda necesaria para poder lograrlo, desde la creación de los platillos con ayuda de una chef vegana, hasta capacitación para su staff sobre veganismo y la importancia de identificar ingredientes. Ha sido un éxito y muchos negocios están interesados en sumarse al poder de las plantas”.  

Emprendimiento por los animales no humanos

Asimismo y desde otro frente, con la finalidad de representar a los animales no humanos de una manera más formal y para llegar al grueso de la ciudadanía, Jessica decidió fundar “Casa animal”, primer Centro Comunitario Antiespecista de México. En este lugar se brindan talleres, información, convivencias, servicios a la comunidad y eventos que incluyen a todos los miembros de la familia, grandes y pequeños. Como sociedad, nos olvidamos del poder de la comunidad y que juntos podemos lograr cosas grandiosas. Casa Animal, busca unir a la comunidad en Quintana Roo y México, para inspirar, tomar las acciones necesarias y lograr la liberación animal total”.

Y justamente conjuntando fuerzas con el DIF Municipal y la ONG Million Dollar Vegan -de la que es vocera en México-, lograron veganizar los comedores comunitarios, brindándoles durante 16 días los insumos y capacitación necesarias para crear recetas nutritivas y a base de alimentos vegetales: “antes de esto, los comedores compraban 280 kg de carne de vaca 3 veces por semana. Después de haber recibido toda la capacitación y ayuda, se dieron cuenta que era mucho más económico brindar comida a base de plantas y que a las personas beneficiadas les encantó la comida por lo que decidieron seguir así”. 

Sobre esta misma dinámica, Jessica continúa haciendo equipo con otros activistas, a través del programa “Quitemos las pandemias del menú” de Million Dollar Vegan para este 1 de noviembre, que es el Día Mundial del Veganismo, ha organizado la realización de 12 acciones en 11 diferentes ciudades mexicanas donde se entregarán 6 mil comidas a base de plantas a comunidades vulnerables y de alta marginación. La meta es que para antes del 2022 se haya beneficiado a un millón de personas, dándoles a conocer las bondades y accesibilidad de la comida vegana.

Esta activista y emprendedora social honra con sus acciones el legado de las generaciones que iniciaron la lucha por la liberación animal, asume el compromiso de continuarla con amabilidad y pasión para inspirar a unirse a quienes le prosiguen.

“Cuando tenemos la tarea de ayudar a los demás, cuando somos parte integral de una comunidad, nuestras vidas cambian en ese momento y nos convertimos en instrumentos de cambio nosotras mismas. Somos importantes. El futuro es sombrío, pero las acciones que hacemos y el impacto que logramos, no lo es”.

 


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