Gabriela Muñoz es Chula the Clown. También es Gaby, una artista clown, mexicana y reconocida en todo el mundo, capaz de hacerte reír, llorar y reflexionar. Sus dos grandes obras, hasta ahora, son Perhaps, Perhaps… Quizás y Limbo, por ello quisimos conocerla y que nos cuente cómo ha llegado hasta donde hoy está, cuáles son los motivos de su inspiración y qué quiere decir a quienes la escuchan y la ven.
Desde niña, Gaby supo que quería hacer reír a los demás, así que ensayaba shows para su familia, y disfrutaba enormemente verlos gozar y divertirse. Recuerda que su papá, Javier Muñoz, un abogado hoy retirado, escribía guiones para que ella y su hermana actuaran, pero sobre todo reían y esos momentos eran increíbles.
Gaby comenzó a hablar hasta los cuatro años de edad y antes de eso sólo se comunicaba con unos peculiares sonidos que fascinaban a su papá. Entonces, veían películas de Chaplin y él le decía: “Mira cómo Chaplin tampoco habla, igual que tú”, un detalle para ella encantador.
“Uno de los grandes amigos de mi papá era el maestro Fernando Lozano, creador de la Orquesta Filarmónica de México en los años setenta y a quien conocí porque mi papá nos llevaba a sus conciertos. Yo lo veía como a un loco con sus pelos parados, el típico director de orquesta chiflado que cuando tocaba sus instrumentos, los escuchaba hablar y eso me hacía imaginarme miles de escenas e historias.”
Así fue como la payasita –del signo Aries y hoy de 35 años–creció en un mundo un poco loco y excéntrico, donde siempre había libros y se escuchaba todo tipo de música. Un día, Gaby sencillamente dijo: “Papá, voy a ser payaso”. Y él, con una alegría que no le cabía en el pecho, sólo respondió: “¡Qué maravilla, por fin saliste del clóset, has sido payaso toda tu vida!”. Desde entonces, Don Javier ha sido su más grande estímulo y apoyo incondicional para reír, creer, soñar y vivir plena e intensamente.
ENTREVISTA
¿Cuál es esa espinita que te inquieta antes de desarrollar algo?
A mí me mueve la observación del otro, me genera preguntas propias y siempre quiero saber un poco más acerca de quién soy y a dónde voy, por qué estoy aquí, para qué, por qué despierto y cuál es mi misión de vida. Y así, una vez entendí que mi camino era hacer reír, ¡qué mejor misión en la vida que esa!
Muchas personas en Limbo me dice: no entendí nada, pero lloré de principio fin
Aunque nos haces reír y llorar, porque verte es como una Montaña Rusa de emociones.
Sí, con mi trabajo digo cosas que a mí me mueven, que suceden en la vida cotidiana y en las relaciones de pareja, lo escucho de amigas y amigos –porque el amor no es un problema de género, ambos sexos pasan por desencuentros y añoranzas por querer amar y ser amado–. Siempre me ha gustado oír historias y hacerlas fantasía. Todo eso hace reír y llorar, y sobre todo es conmovedor.
¿Crees que todo mundo entiende tu trabajo, lo que nos dices?
Lo más importante es que la gente lo sienta, aun cuando no lo comprenda. No importa si se sienten aburridos, perjudicados, agredidos, enojados, felices o tristes, mi propósito es tocar sus emociones. Muchas personas en Limbo me dice: no entendí nada, pero lloré de principio fin, pero otras se habían reído mucho y eso me hace pensar que voy por buen camino.
Hago lo que quiero, estoy viva, saludable y toda la gente a mi alrededor es maravillosa.
Muchos artistas suelen estar en el drama o en estados depresivos para poder crear, ¿cuál es tu caso?
Tal vez me escuche soberbia, pero la verdad es que no tengo tiempo para ponerme triste, ¡al contrario!, cuando tengo mis bajones siempre me digo a mí misma: ¡no, no, no!, ¿de qué puedo estar triste si tengo una vida hermosa? Hago lo que quiero, estoy viva, saludable y toda la gente a mi alrededor es maravillosa. Más bien me divierto mucho, porque a lo que me dedico nunca lo he visto como una profesión y me sorprende que pueda vivir de esto y, sobre todo, ¡trabajar con otros artistas!
¡Wow, qué increíble!, ¿significa que no vives en la carencia sino en la gratitud?
¡Totalmente!, amo compartir, evito los conflictos y prefiero tocar con la ligereza de la vida. Y claro, también toco con mi oscuridad porque no todo lo que hago es ligero y al final el objetivo es dar un poco de esperanza, decirle a la gente: ¡calma, vamos a bailar, cantar, sentir, llorar y disfrutar, sin tanto cerebro detrás de nuestras emociones!
¿Pensaste alguna vez que ibas a tener tal impacto?
¡No, para nada, todo ha sido una súper sorpresa!
¿Cómo fue que empezó todo?
Antes de Limbo me separé de mi pareja y a partir de allí le di vida al payaso Greta, con ella empecé a jugar, como la de una boda y una novia quedada, por ejemplo, y se fue transformando, creciendo y evolucionando. Ése papel ha sido maravilloso y lo que he logrado transmitir al público también.
Amor y desamor juntos son un motor impresionante, ¿no lo crees?
Sí, en Perhaps, Perhaps… Quizás, desarrollé todo el tema y fue más profundo de lo que esperaba, porque cuando lo creé era esa mujer que anhela no quedarse sola, pero está envejeciendo y siente la presión por casarse. Se hizo más profundo y comenzó a salir, lo dejé fluir; en Limbo he tratado mi cercanía con la muerte, pero le he dado la vuelta para decir que, más bien, se trata de ver la vida.
El corazón es importante en todas tus presentaciones.
Sí, siempre, porque me gustan las imágenes, proponer un universo visual y dar símbolos y metáforas a lo que representan el corazón, el agua y lo frío de un hospital, frente a la abundancia de la vida y la naturaleza.
¿Todavía te pones nerviosa antes de salir a escena?
Creo que sí, siempre el corazón está latiendo y la verdad es que es muy padre esa sensación. Por ejemplo, cuando me presenté en el Teatro de la Ciudad por primera vez, estaba muy nerviosa.
¿Qué es lo más importante cuando te presentas?
Tomo muy en cuenta la intención que le pongo a cada espectáculo y a mi ritual. Me involucro con toda la gente que está conectada en mi trabajo, nos reunimos en el escenario y, en silencio, nos tomamos las manos, pasamos un apretón de manos y se piensa en una intención. Después agradezco y cada uno se va a donde tenga que irse. Siempre tengo presente que el espectáculo nunca es para mí sino para los demás, no se trata de lucirse uno sino del otro, de establecer el puente empático con el público y de darles todo nuestro amor.
¿Cuáles son tus planes para 2016?
Empecé el año en forma increíble, en la residencia de Finlandia, donde soy la única artista escénica y la única mexicana, ¡me siento muy honrada por eso! Me he presentado en Nueva Zelanda y en Francia y me voy a la India a trabajar en Payasos Sin Fronteras, para volver a Finlandia a otra residencia en el norte.
¿En qué consiste la residencia?
Es un programa de una fundación finlandesa y, literalmente, me pagan por crear, ¡no puedo ser más afortunada! Me quedo a la mitad de la nada, no tengo distracciones, sólo un estudio gigante sólo para mí y allí puedo crear todo el día, también tengo dónde dormir y comer. Cada martes debo ir presentando al resto del grupo y a los directores de la residencia los avances de mi proyecto. Luego regreso a México para ponerme a trabajar y presentar lo nuevo de Limbo; por azares de la vida apareció la propuesta de hacer Limbo en formato cinematográfico y hay otro show que se está cocinando y se va a estrenar en Francia. Va a ser un gran ensayo antes de ir a México y presentarlo en octubre o noviembre.
Chula the Clown
- Se ha formado en el arte en The London International School of Performing Arts (LISPA) e hizo un post-grado en The London School of Physical Theatre.
- Es cofundadora de la compañía Clown Me In, Colectivo Libanés-Mexicano de clown social.
- Ha impartido talleres de clown en Líbano, Siria, Jordania, Inglaterra, Brasil, India, España, Suecia, Nueva York, Colombia e Indonesia.
- Perhaps, Perhaps… Quizás es una puesta en escena que se presentó cuatro años en México y ha llegado a Nueva York, Estocolmo, Bogotá, Barcelona y Río de Janeiro.
- Limbo es un mundo paralelo entre la fantasía y la realidad, se descubre el despertar de la conciencia a través de cuestionarte quién eres, quién quieres ser y si vives como quieres vivir.
Por Fátima Escobar
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