La rabia o la ira es una emoción que está constantemente rondándonos. Cuando nos molestamos se generan en nuestro cuerpo fuertes cambios cardiovasculares y hormonales, además de que altera nuestro estado mental, transformándolo en negativo y  nuestro cerebro se activa de una forma muy particular.

Se reconoce el enojo como un estado emocional con una intensidad variable. Cambia desde una leve irritación a una furia intensa. Como toda emoción está acompañada de variantes psicológicas y biológicas.

La American Psychological Associantion (APA) determinó que enojarse no siempre es lago negativo, ya que existen algunos motivos justos que generan esa reacción. Sentir enojo no es solamente ponerse roja, gritar o fruncir el ceño, sino que también produce cambios y alteraciones en nuestro cuerpo.

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Cuando nos molestamos nuestro lóbulo frontal derecho del cerebro se activa y hace que la racionalidad se pierda. Los niveles de dopamina se elevan y nuestro autocontrol queda inactivo. Por eso, cuando estamos enojados solemos hacer o decir cosas que en nuestro estado normal no haríamos.

Según la Universidad de Harvard, cuando sentimos rabia nuestro cerebro exige mayores niveles de oxigeno. Esto se produce porque nuestros pulmones necesitan cargar más y podemos sufrir afecciones respiratorias.

 

Nuestras terminales nerviosas, que se encuentran en el cerebro, también se activan y logran hacer que sintamos amenaza. Esto logra que las plaquetas aumenten para que nuestro cuerpo no sienta dolor por la rabia.

Al molestarnos nuestro organismo libera colesterol, estas sustancias hacen que los depósitos de grasas del corazón y las arterías se aceleren, generando una descarga de adrenalina y afecta intensamente a nuestro corazón.

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Técnica de Relajación contra el enojo

Simples técnicas de relajación como respirar profundamente y la imaginería relajante pueden ayudar a calmar sentimientos de enojo. Si tu pareja es irascible como t, sería una buena idea que ambos aprendieran estas técnicas.

Algunos pasos sencillos que puede tratar:

  • Respira profundamente, desde su diafragma. Respirar desde el pecho no te relajará. Imagina que su respiración sube desde su «barriga.»
  • Lentamente repite una palabra o frase tranquilizadora como «relájate» o «tómalo con calma.» Repítela mientras respiras profundamente.
  • Recurre a la imaginería; visualice una experiencia relajante sea de su memoria o imaginación.
  • Los ejercicios lentos y no extenuantes como el yoga pueden relajar sus músculos y hacer que se calme.
  • Practica estas técnicas a diario. Aprende a usarlas automáticamente cuando se encuentre en una situación de tensión.

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