Aunque oficialmente el mes de la moda debía de comenzar hoy, ayer Tom Ford presentó su colección primavera-verano en Nueva York, dándonos un preámbulo exquisito a lo que nos deparará este mes.
Antes de entrar en detalles sobre su colección, hablemos de qué debemos esperar para esta semana de la moda, pues bastante ha cambiado. Esta no será la misma que hemos conocido. Diseñadores destacados con conceptos intrincados se radicarán en París, para mostrar sus colecciones y dejar de lado a la ciudad que nunca duerme. El trasfondo de esta mudanza es un gran reconocimiento de la ciudad de las luces, que aprueba el diseño americano permitiéndole participar en sus pasarelas, esto reafirma su potencial y crecimiento. Sin embargo, la «mudanza» cambiará el tono en la moda «en casa».
Nueva York se despide de Rodarte y Proenza Schouler, quienes se mostrarán durante la semana de alta costura en París. Thom Browne -mi favorito de New York- junto con Joseph Altuzarra, también se mudan para exhibir sus pasarelas de temporada.
Lacoste anuncia que volverá a su tierra madre prontamente. Y no obstante de esta migración de talentos, diseñadores como Narciso Rodríguez cancelaron sus pasarelas por una presentación privada. Mientras con Rag and Bone, bueno, aún nadie tiene muy claro que va a pasar ahí.
Obviamente, la ciudad sigue contando con talentos extraordinarios como Carolina Herrera, quien siempre se mantiene fresca; los brillantes jóvenes de Monse quienes llevan la batuta de Oscar de la Renta, así como también, Derek Lam quien vuelve a tener pasarela. New York gozará del renacimiento de Calvin Klein por Raf Simons, que siempre destaca por ser la casa para diseñadores emergentes. De hecho, el calendario cuenta con 130 shows para esta semana de la moda.
El tono, sin embargo, pareciera cambiar un poco ya que el talento se ve opacado por el movimiento de las redes sociales. Rihanna vuelve después de dos temporadas en París con Fenty Puma -dos muy buenas temporadas vale destacar- y Phillip Plein, el rey de la fiesta en Milano, repite en NYC. Junto con Tommy Hilfiger tenemos tres shows que tienen más importancia en Instagram que en su estética, pero al final tampoco es algo malo. Una marca de moda cuyo objetivo es vender, y hoy en día, así se vende. Por ahora, solo queda esperar a ver como todo se desenvuelve y tendremos el veredicto final.
Ahora sí, el mes de la moda tiene alguna similitud a lo que mostró Tom Ford, pues debemos prepararnos para la continuación del «maximalismo», pero algo más moderado. Continuamos regresando al pasado, lo que es un impulso para seguir adelante. La tendencia sin duda, se enfoca en la delicadeza femenina de las épocas del pasado. Con Tom Ford predominaron los early 90’s, las hombreras, los trajes de tallo largo. En la combinación de colores se destacan tonos rosas -se mantiene firme el “millenial pink- con colores brillantes y materiales como seda, lentejuelas y terciopelos.
Vuelven los body’s con cortes pronunciados a los lados y todo muy, pero muy ajustado, al cuerpo. En los trajes de noche, los drapeados de ensueños brillosos de lentejuelas simplemente deslumbraron. Si hay que describir esta colección, es la «New York con el glamour y crudeza que gozaba en los 90’s». Es honesta, sexy y muy femenina. Es la pasarela más “New York Glam” que he visto y es reconfortante recordar esa New York, la cual aunque fuera un poco peligrosa, fue sin duda en donde mucho de nuestro movimiento creativo empezó, y aún se inspira.
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