Por Norma Toriz, paciente del FUCAM y vocera de la detección oportuna
Te cuento mi historia con el cáncer de mama
Mi nombre es Norma Toriz. Fui diagnosticada con cáncer de mama a los 34 años. Mi historia comienza cuando un día al despertar, observé una mancha en mi pijama a la altura del pezón, no le tomé importancia. Pero, cuando al siguiente mes me ocurre lo mismo, fue ahí donde me alerté y acudí al médico, luego-luego.
La importancia de la detección oportuna
Por azares del destino llego al FUCAM, Fundación de Cancer de Mama. La atención fue pronta. Después de una biopsia le dan nombre a mi cáncer: carcinoma ductual in situ «cáncer encapsulado en etapa inicial». Entonces me realizan la mastectomía con el primer tiempo de reconstrucción.
Quiero recalcar que en mi caso, gracias a la detección temprana, no fui sometida a tratamientos más invasivos como lo son la quimioterapia y la radioterapia.
He aquí la importancia de la autoexploración mensual que debemos realizarnos todas, siete a diez días después de la menstruación.
Para complementar después de los 25 años cumplidos, está ideal que nos realicen un ultrasonido de la mano de tus chequeos ginecológicos anuales.
De los 40 en adelante es muy importante realizarnos la mastografia anual.
«Como acto de amor cuida tu cuerpo «
Al inicio de mi diagnóstico tuve alopecia como consecuencia del medicamento. Perder cabello fue impactante, cuando me dan la noticia «¡tienes cáncer!» Pensé, ¿¡será una pesadilla!? Con el paso del tiempo lo asimile. Cuando me realizaron la mastectomía no me causó tanta angustia… «si con eso salvarían mi vida, está bien», me dije.
Pero cuando inicia la pérdida de mi cabello fue entonces que las emociones anteriores y más ésta, me causaron un gran dolor. Lloré por unos días… pero, al mal tiempo buena cara .
Lo que me dio y lo que me quitó
Ya me estaban tratando en FUCAM, ya tenía hecha la mastectomía más primer tiempo de reconstrucción por estar en etapa inicial como les comenté, así pude evitar los tratamientos más invasivos . Era hora de seguir mi vida. El cáncer a mí, me otorgó un mejor sabor de la vida, un sentimiento de estar muy agradecida y motivación para disfrutar de cada momento.
Nueva oportunidad, nuevos looks
Aproveché mi historia con el cáncer de mama también para probar nuevos looks que antes, jamás me hubiese realizado.
Comencé por un corte cóncavo, pues para entonces ya se hacía más evidente a la vista mi calvicie en tres áreas de mi cabeza. Así que tapamos un lado haciendo un corazón de greca y aprovechando en el lado opuesto para alborotarlo por medio de tubos y carretes para lograr unos chinitos. En ocasiones adornaba mi cabeza con pañoletas formando algún moño, llegué a usar turbantes, gorras , gorros tejidos en época navideña, pasadores y diademas.
También a prendí a usar pestañas postizas, me atreví a usar aretes grandes: ¡lucen genial con el cabello corto!
Les parecerá banal a algunas lectoras, pero en mí, esta transformación causó momentos de alegría; verme y sentirme bien, coqueta, bonita, de nuevo: ¡a gusto!
Siempre respeto a mis compañeras que deciden vivir su proceso de cáncer de mama y pérdida del cabello al natural. Todo es válido, siempre y cuando te sientas mejor tú. Es cuestión de personalidades.
Yo me atreví y lo disfruté.
Ahora, a dios gracias, crece mi cabello, pero debo mantenerlo corto por que aún se me cae por temporadas, pero ya no al grado inicial.
En este proceso identifiqué mi historia con el cáncer de mama con las estaciones del año:
Empezando por el verano: cuando parecía estar todo bien
otoño: extraen mi seno y el cabello se cae como las hojas
invierno: doloroso proceso pero resistimos
primavera: ¡todo vuelve a florecer!
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Editado por Tania Lara para KENA.COM
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