Si quieres saber la relación que hay entre la menopausia y la incontinencia, en este artículo te lo explicamos. Te recomendamos estar muy atenta a lo que sucede con tu sistema urinario.
Qué es la menopausia
La menopausia es una etapa de grandes cambios para la mujer. El cuerpo deja de producir las hormonas femeninas llamadas estrógenos y esto debilita los músculos abdominales, por lo tanto, al no poder hacer la presión necesaria, aparecen los escapes involuntarios.
Qué es la incotinencia urinaria
La incontinencia es una afección médica que provoca que hombres y mujeres pierdan o disminuyan su capacidad para contener la orina, provocando escapes involuntarios en actividades cotidianas como estornudar, reír, realizar un esfuerzo, hacer deporte, agacharse e incluso ponerse de pie. Estos escapes pueden variar de unas gotas a un chorro, según sea el caso.
A pesar de que la incontinencia no está clasificada como una enfermedad, es importante acudir al médico para que se tenga un diagnóstico claro del por qué de esta afección.
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Síntomas de incontinencia
- Necesidad de ir al baño más de 8 veces al día y 3 veces en las noches
- Ansiedad por orinar y alcanzar el baño rápidamente
- Fuga de orina al hacer esfuerzos mínimos como cargar algo, estornudar, toser, reír, etcétera.
- Derrame de orina que impide las actividades o genera incomodidad social
- Dolor relacionado con el llenado de la vejiga y/o al orinar (sin que haya infección)
- Debilidad progresiva del chorro urinario
- Infecciones frecuentes de la vejiga
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Causas generales
- Infecciones
- Determinados medicamentos
- Trastornos del suelo pélvico y/o del esfínter externo
- Obstrucción de las vías urinarias
- Problemas neurológicos o lesiones cerebrales
- Demencia u otros problemas psicológicos que afectan la capacidad para reconocer y responder a las ganas de orinar
- Diabetes
Otras causas:
- Las inflamaciones locales, algunas inflamaciones no infecciosas como cistitis, tratamientos con radioterapia, tumores, entre otros, pueden alterar mecanismos de cierre de la uretra, provocando la perdida involuntaria de orina típica de la UI (incontinencia urinaria).
- La diabetes también puede influir en el padecimiento de la incontinencia urinaria, debido a los niveles elevados de glucosa, estos pueden crear la necesidad de orinar con más frecuencia.
- El daño a los nervios puede causar irregularidad en la vejiga, alterando los episodios de pérdida súbita de orina y la incapacidad para orinar.
- Las lesiones neurológicas. En circunstancias concretas de determinados trastornos neurológicos centrales como ictus, enfermedades neurodegenerativas, demencias, entre otras, puede existir una desconexión entre las órdenes cerebrales y las respuestas a nivel urológico.
- Una lesión del esfínter uretral produce un cierre incompleto o defectuoso causando pérdida de orina porque el elemento que impide su salida voluntariamente no funciona correctamente.
Ejercicios o métodos para controlarla o prevenirla
Fortalecer los músculos del suelo pélvico es la mejor forma de contrarrestar las contracciones involuntarias de la vejiga.
La incontinencia urinaria es un problema que se puede prevenir, o al menos retrasar su aparición, adoptando una serie de medidas:
- Practicar los ejercicios de Kegel.
- Reducir el consumo de sustancias que estimulan la vejiga en exceso como la cafeína, el alcohol y ciertos medicamentos como los diuréticos.
- Combatir el estreñimiento.
- Evitar la obesidad porque produce un aumento de la presión intraabdominal.
- Intentar no tomar medicamentos, como los diuréticos, que puedan favorecer las ganas de orinar.
- Disminuir la ingesta de bebidas a partir de la media tarde.
- No empujar al orinar, porque el aumento de presión podría dañar los músculos del suelo pélvico.
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Los ejercicios de Kegel
Las mujeres se ven más afectadas por la incontinencia urinaria que los hombres debido, entre otros factores, a los embarazos y partos vaginales. Para ello pueden realizar los ejercicios de Kegel para fortalecer los músculos situados alrededor de la uretra y los del suelo pélvico.
Los ejercicios consisten en ejercitar el músculo pubococcígeo (el principal músculo del suelo de la pelvis), contrayéndolo y relajándolo reiteradamente. Este músculo es el que se utiliza para impedir la salida de la orina, por lo que para identificarlo se debe probar primero realizando cortes durante la micción. Una vez identificado, se puede comenzar con series de 10-20 contracciones/relajaciones, repitiendo el ejercicio a lo largo del día. Se debe ser constante y, de ser posible, llegar a 200 repeticiones diarias, repartidas en cuatro series de 50.
Con información de mujeresliberty.com y webconsultas.com
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