En cosas que de pronto nos recuerdan de golpe que otra forma de vida es (o era posible), recién pudimos admirar el regreso del famoso evento presencial «La Gala del Met». Los atuendos, accesorios y looks más atrevidos se dejaron ver en muchas celebridades e influencers, casi como si hubiéramos estado más de un año encerrados esperando el momento de salir a lucir lo que nos venga en gana.
Por supuesto las personalidades de la moda y del mundo del espectáculo y de Hollywood no se hicieron esperar y como siempre los medios y las redes sociales nos mostraron los looks más destacados para votar a favor o en contra (cuestión de gustos).
Es la Gala del Met porque su sede es el Museo Metropolitano de Arte en Nueva York (por cierto un escenario señorial), por lo general se celebra el primer lunes de mayo pero se pospuso hasta septiembre debido al Covid.
La mayoría de los atuendos se confeccionan por reconocidos diseñadores, muchos modelos tienen o representan un personaje en el cual se inspiran, se observan telas de lujo, adornos de bisutería fina y hasta joyas reales; y detrás hay una historia que vale para contarse.
Historias detrás de la gala
El nombre original del evento es Costume Institute Benefit y comenzó en 1948, cuando diversos invitados podían asistir a una cena de medianoche en las instalaciones del MET y cuyo asiento costaba $50 dólares de esa época.
Eleanor Lambert, publicista de moda logró que ese evento recaudara fondos para apoyar al Costume Institute (Instituto del Vestido) y más tarde en 1972, Diana Vreeland —editora de Harper’s BAZAAR y Vogue— lo convirtió en una fiesta donde arte, moda y socialités se reúnen una vez al año.
En la historia actual de la Met Gala, Anna Wintour, directora de Vogue, es la figura icónica que ha transformado el evento en una de las fiestas de recaudación más visibles y esperadas en el mundo. En 1960, la celebración anual del Instituto del Vestido se trasladó al MET designándose como su sede oficial desde donde se cuenta la historia de la moda. La Gala del MET se realiza en diferentes salas o espacios del museo cada año.
Celebridades por doquier
Es uno de los eventos de recaudación más importantes del mundo gracias a la asistencia de celebridades de la industria de la moda, la música y el cine. Ejemplos relevantes sobran: en 1996, la Princesa Diana usó el primer vestido creado por John Galliano para Dior; en 1997, Elthon John, Madonna y Elizabeth Hurley y Sting cantó en la llamada «fiesta de la década».
Desde su inicio este evento puso a los Estados Unidos como epicentro de la moda cuando siempre se consideraba a Europa y a personalidades de la sociedad (millonarios y sus parejas en el spot). Cada año el evento tiene co anfitriones, en esta versión lo fueron: Billie Eilish, Timothée Chalamet, Naomi Osaka y Amanda Gorman.
En los últimos años las exposiciones del Instituto del Vestido han atraído entre 500,000 y 600,000 espectadores demostrando la creciente integración de la moda en la cultura popular.
Cada año la gala tiene un tema y en 2021 fue: In America: A Lexicon of Fashion (primera fase), honrando el 75 aniversario del Costume Institute, y In America: An Anthology of Fashion, (segunda fase) por lo que la mayoría de los looks entre los asistentes son de diseñadores norteamericanos centrando los diseños en diversidad e inclusión.
Solo se puede asistir con una invitación personal y/o pagando el boleto individual alrededor de 35 mil dólares, o la mesa en el rango de los 200 mil dólares.
Los atuendos son «otra historia» y basta con buscar #GalaMet2021 para darse una idea. Este año figuras como JLo de la mano de Ben Affleck, Madonna y Kim Kardashian rompieron de nuevo con los estereotipos de elegancia, sus looks salieron de lo común y nos recordaron que la moda va reflejando el momento histórico (en este caso más «histérico» de la sociedad). Personalidades mas jóvenes nos llevaron a otros extremos en los que muchos hombres también cruzaron la línea para portar modelos desafiantes.
Desde mi nunca humilde opinión, en esta versión vimos los modelos más atrevidos y extremos, en ese grito silencioso de «aquí estoy, mírame, admírame y refuerza mi existencia», una alfombra roja sin cubre bocas ni sana distancia, en un mar de fotógrafos y periodistas con cubrebocas, el privilegio por encima de la norma, enseñando al mundo cómo estamos viviendo justo ahora: las reglas son acomodaticias para los que pueden y el eterno «como te ven te tratan». Mientras que otros atuendos me dejaron confundida entre ser un diseño original o un disfraz; hubo alas, coronas, tocados inmensos que no sabes hasta dónde es pelo, adorno u orejas de elfo; joyas bordadas, excesos y escasez en las telas dependiendo de su portador… concluyo que se agradece el entretenimiento surrealista en medio de una pandemia mundial que no ve su fin al menos en este año; en el marco del fin de una era de tropas norteamericanas viviendo en Afganistán; la semana del aniversario 20 de la caída de las Torres Gemelas en el propio Nueva York; y esta idea que nos conforta al mirar algo como «normal» en redes sociales; cuando la realidad es quizá que de normal no tiene nada y que tampoco entendemos nada… La humanidad tan lejos de la salud mental y tan cerca de la moda. Seguramente la industria del vestido necesita recaudar millones y millones de dólares en medio de todo esto… No sé, me quedé muy confundida como pueden leer…
Y para ustedes, ¿quién usó el modelo ganador?
Karla Lara
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