La niña callada pelicula irlandeso

«La niña callada» es una película que seguramente te tendrá un poquito como perrito goleado: esperando el golpe. Y es que ya estamos tan acostumbradas a que si vemos infancias que no la están pasando bien en pantalla grande, viene algo peor. Y si te digo que estuvo nominada al Óscar como mejor película extranjera te vas a asustar un poco más.

Así que antes de que estés como nosotros cuando la vimos te diré algo: es una película linda.

Ya con esto en mente, te cuento por qué creo que quieres ver La Niña callada… más allá de sus 35 nominaciones a distintos premios internacionales y que ya está en el cine.

Cortesía Cine Caníbal

¿De qué trata La niña callada?

Cáit es una tranquila, tímida y que a todas leguas la pasa mal. Vive en un lugar carente de comodidades (y comida), no es atendida por su padre y su madre al parecer solo se la pasa embarazada y atendiendo a sus ya muchos hijos. Sus hermanas piensan que es rara y ella se preocupa porque todavía moja la cama en las noches y eso que tiene nueve años.

En la escuela no va al ritmo que las demás compañeras, y todo parecería indicar que su destino está marcado a ser una paria de la sociedad.

Pero al momento en que está por llegar su hermanito menor, sus padres deciden mandarla durante el verano a casa de una prima de la mamá. Lo que podría parecer como una condena termina siendo una bendición.

Esa niña quizá no era que tuviera «algún problema» o «fuera rara», era una niña sola, desatendida y carente de amor. Por eso, cuando se siente vista, útil, hasta retada en su capacidad física, Cáit descubre que se puede vivir de otra manera.

Lo bonito es que descubrimos adultos buenos, compasivos, que aún creen en la bondad. Empatizamos con adultos que están infelices y por tanto, es claro que lo último que pueden dar es felicidad.

Es Irlanda rural de 1981 en donde hay carencias pero también vemos el lado religioso, el lado lejos del mundo pero también el amable y el de esperanza.

Escuchamos que hablan irlandés y supongo que por eso la nominaron como película extranjera, así que vamos entre un inglés con ese acento tan suyo y un irlandés que nos es tan desconocido en esta parte del mundo.

Así que saldrás de la película con ganas de saber más, con el ojo lloroso (o la nariz tapada, como yo) pero también con la sensación de que hay esperanza en el mundo.

Y de que entiendes tantas cosas…

Notas del director

La niña callada (The Quiet Girl) es una adaptación en irlandés de la aclamada historia Foster, escrita por Claire Keegan.

«Publicado por primera vez en el New Yorker y declarado «Lo mejor del año» por la revista, la historia fue ampliada y publicada como un libro independiente por Faber & Faber en 2010. El escritor y director Colm Bairéad leyó por primera vez a Foster en el verano de 2018 e inmediatamente se sintió atraído por la idea de adaptarlo como una película.

«Desde una perspectiva formal, la narración en sí fue convincente de inmediato: una narración en primera persona, en tiempo presente, contada a través de los ojos de una niña. Se sintió completamente inmersivo, empático e innatamente visual; gran parte de eso es lo que esta chica ve y siente momento a momento. La tensión narrativa de la historia se deriva completamente de la experiencia de la niña, más que de una dependencia excesiva de la trama. Y eso se sintió como un desafío atractivo desde una perspectiva cinematográfica. La idea de dar forma a la experiencia de esta chica y esta es la principal preocupación de la película, donde la exploración del carácter y la dinámica de las relaciones estaba completamente en primer plano. Pero también era la “pequeñez” de la historia en la que creía. Hay una cita de Mark Cousins ​​donde dice que el arte nos muestra una y otra vez que si miramos de cerca y abiertamente una cosa pequeña, podemos ver mucho en ella.

«Me atrae mucho esta idea, que se puede encontrar algo bastante amplio y profundo en lugares pequeños, en una especie de humildad narrativa. Sin embargo, más que cualquier otra cosa, fue la resaca emocional de la historia lo que me convenció de su potencial como película. Su moderación, y su eventual liberación catártica, me cautivaron y pude imaginar una adaptación cinematográfica que podría producir la misma respuesta en su audiencia.»


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