La rosácea NO es solo rojez, es ardor, picor, inflamación, descamación, deshidratación, sequedad, exceso de grasa, granitos, molestias, temperatura alta en la piel y muchas reacciones que provocan casi todo cuando la padeces: frío, calor, humedad, viento, polvo, sol, alimentos calientes, vapor, solventes cercanos, sustancias agresivas en aromas y hasta los cambios de humor y el estrés. Hay especialistas que afirman que hay hasta «una personalidad rosácea» en los pacientes. Existen muchas creencias en torno a la rosácea que podrían impedirte obtener la ayuda que necesitas, si no consultas a un experto en piel: un dermatólogo.
La rosácea es una enfermedad inflamatoria grave y visible de la piel que afecta a más de 40 millones de personas en todo el mundo y, si no se trata, empeora con el tiempo. No es curable, pero con el tratamiento adecuado y personalizado se puede controlar sus causas y los síntomas. Puesto que afecta a tu vida diaria, es probable que también afecte a tu salud mental y tu bienestar emocional. Aunque oculta, la carga psicológica de la rosácea está reconocida como un síntoma real y puede ser una parte importante del tratamiento.
La rosácea es una condición de la piel que presenta sintomatólogia distinta en cada persona. Tiene periodos en los que puede estar más activa y otros en la que te olvidas de la enfermedad. No solo afecta la apariencia de la piel y las molestias propias que produce, también afecta muchas veces la autoestima de quienes la tienen. Afecta a hombres y mujeres (pero hay más prevalencia en las mujeres).
Signos visibles
Algunos signos visibles de la rosácea pueden ser: eritema (inflación, enrojecimiento y ronchas; manchas o bultos; picor, irritación ocular (conjuntivitis); comezón y sequedad; vasos sanguíneos visibles; ardor, dolor e inflamación en zona afectada; nariz roja, inflmada y crecida. Se nota en frente, mejillas, pómulos, mentón y nariz.
La rosácea debe tratarse de manera individual, por un dermatólogo y con abordaje integral para modificar: estilo de vida, alimentación, tratamientos del cuidado de la piel y prescripción de medicamentos cuando es necesario y así crear un plan terapéutico personalizado para lograr tener una piel sin lesiones. Los cuidados especiales o específicos de la piel rosácea se suman a los básicos para todo tipo de piel: protección solar, hidratación, uso de productos adecuados para tipo de piel, alimentación saludable y descanso reparador.
Los cambios de estación, las temperaturas extremas, los cambios ambientales en general sumados al estrés cotidiano pueden activar la rosácea; por ello hay que integrar actividades que promuevan la relajación como la meditación o el yoga; y cambiar el estilo de vida para tratar de reducir el cosumo de alimentos inflamatorios como harinas, lácteos y carbohidratos; y agregar alimentos antioxidantes y ricos en fibra y vitamina C como frutas de la estación; semillas, y agregar el consumo frecuente de probióticos que mantengan la microbiota balanceada. Para saber si acaso tienes rosácea, saber más de los tramientos disponibles y de lo que puedes hacer para mejorar tu condición y vivir mejor, visita el sitio: http://www.encaralarosacea.com y conoce las guías de tratamiento.
La rosácea NO es acné y el acné no es rosácea. Tampoco es solo color rojo en la piel, es una enfermedad y puede volverse crónica. Hay que atenderla.
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