Si eres textofílica, estas lecturas te van a interesar un montón. Puedes sacar provecho de estas historias, que seguramente podrán encabezar tu listado de favoritas.

¿Eres textofílica? Lee estas historias

Las hormigas

Los seres humanos, como las hormigas, nos agrupamos y funcionamos, a veces, como unidades. En las ciudades, las aglomeraciones nos evidencian como criaturas que dependemos de la colonia: todos ordenados ante los ojos de una reina que coordina y nos estructura para sobrevivir como especie.

En sus relatos, Ricardo Cuéllar nos recuerda cómo, por más avanzados que nos sintamos como civilización, dentro de nuestro corazón radica una fuerza casi animal, por no decir de insectos que todo lo devoran a su paso, que nos acerca a la naturaleza.

 
Con gran observación casi científica, pero en ocasiones dándose el lujo de incorporar elementos sobrenaturales, Las hormigas nos presenta un volumen de cuentos que atrapará a sus lectores.
 

Por ahora soy invierno

Orlando, un sexagenario deprimido y lleno de rencor regresa a vivir al barrio de su infancia. En la casa paterna todo es deterioro, secretos olvidados y recuerdos, que parecen perdurar incluso más que sus mismos cimientos.
 
Antisocial y desconfiado, conoce a un niño en tránsito a la adolescencia y los placeres, que, cuando no está planeando alguna fechoría, tiene el pasatiempo de fundir plomo y el empleo familiar de fumigador de plagas. Orlando también entra en contacto con Guillermina, su vecina de enfrente, anciana llena de vida, suspiros y deseos que ve en él su última oportunidad de amar.

Por ahora soy invierno es una alegoría narrada por tres voces de distintos decibeles, de afectos y estaciones en transformación, como las mujeres y los hombres al acercarse a la ruina, a la orfandad, a la muerte.

Por ahora soy invierno es, al mismo tiempo, una novela de iniciación y una historia de decadencia que se plantea una pregunta vital: ¿es posible renacer y salvarnos cuando la vida parece darnos la espalda?

Rafael ortiz retrata con ternura a sus personajes y construye con nostalgia y humor una literatura urbana de la clase media de provincia, encarnando de manera persuasiva sus voces, sus costumbres y su paisaje.

 

Consecuencias de un traumatismo

Toda acción tiene una reacción, también los accidentes y los golpes: nos frenan, nos hacen recapacitar sobre nuestro cuerpo y, de ese modo, revaloramos nuestra vida. Fernando Aristeguieta, jugador profesional de fútbol, recibió un traumatismo como una ventana donde descubrió que su creatividad puede jugar en otras canchas. 

Así, el autor de consecuencias de un traumatismo nos comparte, con la honestidad de un título atinado, el mundo que cobra forma en su cabeza a manera de relatos: una mujer que es infiel a su marido y teme ser asesinada tras leer su propia historia; un hombre ciego obsesionado por la lectura perfecta; un mítico diccionario aprobado por la real academia de la lengua con palabras inventadas de la boca de un niño; una demora biológica que regaló una larga a una humanidad que no estaba lista para disfrutarla; entre muchas otras anécdotas.

Todas y cada una de estas narraciones nos demuestran que la vastedad del universo cabe en una copa de agua, si se sabe analizar.

 
Por ello, la prosa de Aristeguieta invita a recapacitar sobre mundos paralelos al nuestro que, a pesar de vislumbrarse con claridad, nos dejan con dudas abiertas sobre hasta dónde conduce el final de sus pasillos.
 

Los Moches

Judith tiene 18 años cuando se enamora de Alonso. Ella pertenece a la burbuja en la que vive la gente pudiente de las lomas altas de la ciudad; él sobrevive en un barrio pobre, peleando por su lugar en el mundo a puño limpio.
 
Ella vive para la danza y siente que es lo único que tiene sentido en su mundo gris; él se une a otros olvidados para inconformarse, marchar y protestar. Sólo una pasión parece unirlos: hacer la resistencia, buscar la denuncia, enfrentar a la policía.
 
Un juego peligroso que enciende sus cuerpos. Transgredir, provocar e irrumpir las marchas con sus besos y caricias, es también la forma de enfrentar al padre de ella, tan prepotente como corrupto.

Los moches nos habla de la alternativa entre la ilusión de la resistencia, de las realidades que enfrenta cada clase social en este país, dividido por la clase y los prejuicios, de las decisiones morales y las ilusiones que también pueden manchar los ideales. Los protagonistas deberán decidir su propio destino: resistencia o moches.
 

 
Fuente: Textofilia


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