En el marco del Día de la Madre pienso muchas veces qué significa celebrar el hecho de «ser mamá» o a nuestras madres, si nosotras no lo somos… ¿Qué tanto nos creemos que la maternidad es o debe de ser perfecta y que, en su caso, es miel sobre hojuelas como nos hacen creer cada 10 de mayo?
Como mamá de cuatro y doula de nacimiento y de postparto, afirmo con conocimiento de causa que la maternidad no es color de rosa y que tiene muchos momentos que nos ponen en el límite de nuestras emociones, certezas y paciencia, sin importar la edad, estado civil o número de hijos.
Ser mamá es retador y nadie «se la sabe» diga lo que diga… Ser mamá claro que te llena de momentos de satisfacción y de recuerdos que incluso te hacen pensar que llenan tu vida, perooo, los hijos son seres independientes a nosotras, eso significa que van a tener (y más pronto que tarde) una vida propia (como la nuestra) llena de sus propias elecciones y decisiones y que por más que creamos que los preparamos para que sean acertadas muchas veces no lo serán.
Ser mamá también puede ser agotador física y emocionalmente, además de que requiere renuncias (con o sin consciencia) para ser y estar con los hijos en diversos momentos de su vida y de la nuestra, y no todas esas renuncias nos hacen siempre felices a las madres, a pesar de que tenemos claro que son necesarias y que queremos llevarlas a cabo con el corazón.
Es verdad que un hijo te cambia la vida, te cambia el estilo de vida, la forma de pensar, de sentir, de temer, de disfrutar, por nombrar lo menos.
Contra todo nuestro pesar los hijos se enferman, se accidentan, se pierden y algunos se van antes de lo esperado, ese riesgo es latente desde que lo ves nacer y cada madre y cada padre vive con el miedo permanente de perder un hijo aunque gracias a todos los poderes divinos del universo eso no suceda…
Al ser madre analizas tu vida de ida y de vuelta casi en cada acción u omisión, con un escrutinio tan sólido, tan detallado que a veces deja entrar la duda y la culpa a nuestra vida de madres, dos ingredientes que, a veces nos aconsejan y otras tantas nos paralizan en nuestro rol.
Al convertirte en mamá te importan TODOS los problemas del mundo, desde el calentamiento global, la guerra, el hambre, los malos gobiernos, el bullying o la desaparición de cualquier especie animal, pues es parte del mundo que van a heredar nuestras bendiciones. Al ser mamá te cambias los lentes con los que solías ver la vida y no basta con estar en el presente, te vuelves experta en ir y regresar del futuro cada tanto solo para comprobar si vas o no por buen camino en tu crianza.
No dormir bien, o no comer con horarios o tener poco tiempo disponible para ti es lo de menos, eso es temporal… dura en tanto nuestros hijos dependen de nosotros, pero estar pendientes de ellos es infinito, siempre habitan nuestra mente, nuestro corazón, despiertan nuestras artes adivinatorias y nos conectan con nuestra intuición que veces nos va a regalar algunas decepciones que nos rompan el corazón. Y otra veces, nosotros les vamos a romper el corazón porque la maternidad es dura y es prueba y error y aun cuando tenemos muchísimas opciones para prepararnos constantemente y tener herramientas para ser una mejor versión de mamás, no dejamos de ser humanas y nos vamos a equivocar muchas veces y vamos a llorar muchas más… y van a haber risas de locura y momentos de locura real, donde tu cuerpo ya no puede más… porque la maternidad también se da para niños enfermos, para niños con alguna discapacidad, para niños sanos que se enferman, para niños que toman malas decisiones y comprometen su vida y la de otros.
Hay madres de personas con adicciones, de personas que no son el estándar de «buenas personas» y eso es duro… duele… y también esas madres recuerdan lo que es serlo cada 10 de mayo, al igual que las perdieron un bebé, un niño, un hijo mayor…, la maternidad con luto no deja de ser maternal y dolorosa e intensa… porque ahí es cuando uno ama hasta que duele.
Las ojeras, la flacidez, la celulitis post parto son medallas de guerra, es lo de menos. La maternidad es dura desde muchos lugares y eso solo hay que asumirlo, no hay nada que hacer contra eso, pero es tan excesivamente poderosa en la experiencia humana de amar, que lo haría muchas veces mas y quienes ya han atravesado por esto y muchas otras cosas que no se dicen… también.
Feliz Día de la Madres, a todas las madres.
Karla Lara
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