La llegada de tu primer bebé siempre estará lleno de dudas, de aprendizajes y, sobre todo, de “pruebas- error”, pero una o dos veces son suficientes para que te conviertas en una experta mamá que sabe y soluciona.

Todas escuchamos alguna vez el tema de las rozaduras, son una de las afecciones más comunes de la piel en los bebés. Sin embargo las rozaduras aparecen en diferentes etapas y momentos del niño.

Recuerdo que la primera vez que vi rozado a mi bebé me espanté mucho, le escribí a mi doctor y me pidió foto de la rozadura para determinar cómo estaba el caso. Lo primero que tuve que aprender es que si el bebé está rozado no es precisamente porque lo descuidé. Esta afección es muy común en el primer año de vida, así que cierra la puerta de las culpas, porque no va por ahí.

El pañal, los cambios de temperatura y la salida de los dientes son indicadores de una rozadura segura. Lo importante aquí es identificar cuál de todas es y cómo comenzar a actuar.

Lo primero que te recomiendo es una limpieza delicada de la parte rozada, digo delicada porque a veces con el simple tacto los bebés lloran porque les duele. Recuerdo que una vez que bañé a mi hijo el solo contacto con el agua le molestaba. En esa ocasión, la rozadura tardó en irse 3 días y era por la salida de los dientes.

Estar muy al pendiente de que el pañal no se moje demasiado, porque la humedad no ayuda a aliviar las rozaduras.

Si pasan varios días y la rozadura no sede es importante que lleves a tu bebé al pediatra, él te dará instrucciones más precisas.

Rutinas que me ayudaron:

  • No te olvides de desarrollar tu sentido de mamá y siempre evaluar todas las condiciones para determinar qué es lo que realmente sucede. Las ámpulas no son buena señal, así que nunca dudes de llamar al médico, especialmente cuando estás aprendiendo.
  • Observa cómo se comporta la piel de tu bebé normalmente para que poco a poco lo vayas conociendo. Esto te ayudará a identificar cualquier anomalía.
  • Checa con atención las rutinas de la guardería o la niñera, es importante que estés al tanto para que puedas consultarle cualquier detalle.
  • Reconoce el llanto de tu bebé. Aunque no lo creas, tu hijo avisa cuando está rozado o cuando quiere que lo cambies.

Encontré estas recomendaciones de Vitacilina muy útiles para el cambio de pañal que seguro podría servirte:

  • Prepara antes todo lo que necesitarás como pañales, toallitas húmedas y pomada contra las rozaduras.
  • Se debe cambiar regularmente el pañal en cuanto esté húmedo o bastante sucio y no esperar tanto tiempo para hacerlo; es recomendable hacerlo antes de la comida. Cuando tu bebé es recién nacido es necesario el cambio de pañal con mayor frecuencia, ya que orinan y producen heces más rápido que los niños con mayor edad.
  • Usa pañales de la talla correcta de tu bebé, ya que un pañal pequeño o muy apretado le provocará roces y no serán capaces de protegerlos bien de algún accidente.
  • Al momento de cambiarle el pañal, colócalo en una toalla limpia, con cuidado abre el pañal y limpia adecuadamente sus pompis, pon una capa de Vitacilina bebé para evitar rozaduras y cierra el nuevo pañal.
  • La limpieza de las pompis adecuadamente debe realizarse de arriba abajo en el caso particular de las niñas, de lo más limpio a lo más sucio, con el fin de no llevar heces fecales a la zona genital. En el caso de los niños es importante limpiar entre los pliegues de la piel para evitar se guarden impurezas y causar irritación.
  • Es recomendable dejar sin pañal por ratos para eliminar el exceso de humedad, sobre todo, cuando el bebé ya presenta irritación.
  • Si ya presenta irritación evita usar toallas húmedas con perfume porque empeorarán la irritación; usa algodón húmedo para retirar las impurezas. Evita limpiar en exceso la pomada de aplicaciones anteriores, podrías causar más irritación con la fricción. Es correcto aplicar capa sobre capa de pomada y hasta el baño con el agua tibia se retirará fácilmente la pomada aplicada.

 


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