Este jueves se estrena en cartelera mexicana Observada, una película que quizá habla de dos de los temores más latentes y reales que tenemos las mujeres. Este es un thriller psicológico que retrata varios puntos de manera, creo yo, bastante pertinente y realista y les voy a contar cada uno.
Ser observada: ¿es lo mismo que ser vista?
Uno de los issues que tenemos muchas personas es esa necesidad de ser vistas: que nos noten, brillar, que nos elijan… pero es otra cosa totalmente diferente el ser observadas. El ser observadas, en el caso que plantea la película, es tener una mirada vigilante, inquisidora, que, incluso, penetra. La sentimos.
Este es uno de los miedos que muchas mujeres tenemos: que nos vigilen, que nos persigan… y peor aún, que esto termine en un final nada raro: ser asesinadas.
Este tema es el punto central de la historia que ni les he contado de qué va.
¿De qué trata?
Una pareja de jóvenes estadounidenses se muda a Rumania ya que el esposo, Francis, recibe una buena oferta laboral en el país de su madre. Su esposa, Julia, es una actriz que se está replanteando su profesión y ruta de vida, pero apoya a su marido y se lanza a la aventura sin hablar pizca de rumano.
Unos pocos días después de su llegada, se enteran de que hay un asesino serial, la Araña, quien decapita mujeres jóvenes en algún lado de la capital.
Julia comienza a sentirse observada, tanto dentro como fuera de su departamento, y se da cuenta de que alguien la está siguiendo en su incipiente vida cotidiana.
Aquí hay otro punto que quiero resaltar y que, para mí, es un gran acierto de la película: la sensación que nos da la protagonista de soledad y de sentirse totalmente ajena a su nuevo entorno.
Creo que la actriz, Maika Monroe, retrata de manera perfecta esa sensación que se experimenta cuando eres nueva en un lugar: de no caber. Ella no solo se encuentra sola en un país que no es el suyo, sino que se siente así. Vemos cómo busca maneras de «llenar» sus días y quizá por eso es que se encuentra con otra persona que, al parecer, hace lo mismo: observar a sus vecinos.
Aquí empieza la paranoia: al darse cuenta que todas las noches hay una figura «observándola» desde el edificio de enfrente. Y pongo esa palabra entre comillas porque en realidad no sabemos si está viendo hacia ella o hacia atrás, ¿es un maniquí? ¿Qué es eso que se ve en silueta?
La película nos hace dudar varias veces si está siendo realmente observada o se lo está imaginado o… ella está siendo la observadora. ¿Es ella la que se obsesiona con alguien más por no tener nada más en qué entretenerse y se siente el nuevo blanco del criminal? De hecho, hay una escena en la película en donde ella se siente un poco rota porque escucha que su esposo hace «la broma» de que Julia al menos tiene al asesino en serie para acompañarla en sus días.
La pregunta es, ¿y si ella está en lo correcto… y sí lo tiene detrás de ella?
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Julia hace amistad con una vecina (con la única) y ella es justo quien plantea esta dolorosa cuestión: ¿es mejor dudar a decir «tenía razón» cuando la persona ya no está?
Aquí viene otro punto y otro miedo: el ser juzgadas como locas. Como exageradas. A veces nos guardamos ciertos temores para no quedar en ridículo -o a hacer quedar a los otros así-, porque sentimos que exageramos o nos lo han dicho tantas veces que «calladitas nos vemos más bonitas».
Este miedo también está muy fuerte en nosotras, así que si ponemos a pelear el miedo a morir (porque el ser observada lleva a ser secuestrada que termina en ser asesinada) contra el miedo a hacer el ridículo a veces nos gana el segundo aunque el primero tenga como elemento a defender… ¡la vida misma!
Este thriller psicológico estará por todo el país y si te latió esto que te cuento, dale una oportunidad y vela. Ah, y nos vienes a contar qué te pareció.
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