Queta Basilio fue la primer mujer en la historia en encender la Llama de la Paz. La primera mujer en recorrer un estadio con el fuego olímpico que representa eso: paz. Era 1968, el mundo estaba encendido por disturbios y México no era la excepción, pero los Juegos Olímpicos ya estaban programados y tenían que seguir adelante.
México era el primer país latinoamericano en hospedar unos juegos, así que no podían parar. En plena Guerra Fría, México era una especie de intermediario ya que tenía muy buenas relaciones con los aliados estadounidenses y toda latinoamérica… incluyendo la aislada Cuba.
Con todo y lo que estaba sucediendo, el comité organizador mexicano no quería que fueran unos juegos más: querían aportar a la humanidad su huella, dar «ese poco más» que incluyó actividades culturales y algo que antes ni siquiera lo habían pensado: que una mujer fuera la protagonista en la inauguración.
Cortesía Queta Álvarez
Norma Enriqueta Basilio Sotelo nació en Mexicali, Baja California, el 15 de julio de 1948. Tenía 20 años y relativamente poco tiempo como atleta de alto rendimiento. Solo había participado en dos torneos internacionales antes de la justa olímpica: en Canadá y Cuba, apenas en 1967.
Ella iba a competir en los 400 metros, relevos 4 x 100 metros y 80 metros con obstáculos. Fue elegida por su larga y elegante zancada… quizá, por su figura mexicana. La vieron entrenar y la eligieron… ya leerán la anécdota más adelante (vale la pena la lectura).
Para conocer detalles más íntimos de la vida de Queta Basilio, me tomo un café con Queta Álvarez, su hija (también atleta, comunicadora y fisioterapeuta). Queta mamá falleció hace casi dos años y ante la inauguración de los Juegos de Tokio, cómo no hablar de esta mujer que hizo historia, así que un diálogo (que se convirtió más bien en yo escuchando como si viera una película comiendo palomitas muy atenta) cayó perfecto.
Cuéntame de la historia de tu mamá convirtiéndose en deportista
«Mi mamá era una persona súper disciplinada. Ella dejó gran parte de su infancia y su juventud para dedicarse a entrenar. Algún día dijo: «voy a representar a mi país».
«Yo creo que en la vida le pasó por la mente lo que se le designó, pero al final, ya estaba escrito.
Una de las tantas frases que tenía era que ella nació para el mundo el día que encendió el fuego olímpico. Y cuando encendió ese fuego encendió el fuego de todas las mujeres.
Queta con su esposo y tres hijos. Foto cortesía Queta Álvarez
«Queta Basilio era una mujer que luchaba en pro de la igualdad. Al final su trabajo, lo que representó como portadora del fuego olímpico, fue una apertura a las mujeres, en general. Sí en el deporte, pero también en la vida. Era esta niña inquieta, disciplinada, que prefería no ir de vacaciones para poder levantarse a las 5 de la mañana a correr, de ahí a la escuela, a comer y luego a correr otra vez. Tenía muy claro lo que quería. No sabía a dónde iba a llegar, pero tenía muy claro que quería unos Juegos Olímpicos, que quería representar a su país de alguna manera en el atletismo.»
Y eso, evidentemente, permeó en ti
«Claro, en mí y en mis hermanos. Mi mamá, se casa con mi papá, también atleta de alto rendimiento. Él era basquetbolista y entre los dos nos inyectaron la necesidad por el deporte. Para nosotros es parte muy importante de nuestras vidas. Nos contaban anécdotas de lo que ellos vivieron, de la gente que conocieron, de las partes del mundo que pudieron recorrer, conocer otros atletas que les dejaron algo… y todos los días nos inculcaban, de muchas maneras, lo que es el olimpismo, lo que te deja el deporte como calidad de vida, como calidad humana y que siempre tienes que jugar limpio. Eso es una de las máximas en el deporte y también en la vida: lo que quieras, ve y búscalo, trabaja por ello y lucha por ello, pero juega limpio; aquí nadie te va a regalar nada; aquí tus papás y el nombre de tus papás no te lo van a dar.
«Para nosotros ir al comité olímpico a jugar, a correr a convivir con los hijos de otros olímpicos era lo máximo.»
¿Qué se hacía en el Comité Olímpico?
«Ahí juntaban a todos los atletas nacionales y extranjeros para selecciones y preselecciones. Cuando eres de alto rendimiento te concentras ahí. En ese entonces les permitían la entrada a los ex-olímpicos. No como un club, seguían haciendo deporte. Se juntaba la gente que tiene algo que ver en juegos internacionales, llámese Panamericanos, Mundiales… Las selecciones de México.
Mi papá también era seleccionado de basketball les permitían entrar a entrenar y los hijos nos la pasábamos corriendo, en la caja de arena… Y aunque no estuviéramos haciendo un deporte como tal, estábamos en el núcleo deportivo. Ahí creces, es tu casa, esa es tu vida».
La familia Álvares Basilio. Cortesía Queta Álvarez.
¿Y tu mamá cuándo decidió que iba a dejar el atletismo?
«Cuando se casó. A los veintitantos. Cuando pasan los Juegos Olímpicos, los seleccionados salen del Comité Olímpico Mexicano. Se quedan sin entrenador y ya no van a Munich. Mi mamá estudiaba en la UNAM con mi papá y la empiezan a buscar los políticos y entra a la vida política y ella introduce a mi papá -que era anestesiólogo- al mundo de la Política. Y les encantaba. Pero ella quería seguir haciendo deporte con nosotros, nos enseñaba.»
Un accidente les cambia muchas cosas. Enriqueta queda viuda con sus hijos chicos: dos adolescentes y un pre adolescente. Y tuvo que sacar a todos adelante. Quizá su formación disciplinada como atleta fue lo que le dio la fuerza y el «know-how» o tal vez ni se lo cuestionó.
Antorcha hecha a medida para Queta Basilio
Entre las muchas anécdotas que vamos conociendo está la de que la antorcha original era no solo pesada sino peligrosa, ya que no traía alguna protección y con el fuego, la pobre Queta terminó con la mano roja y aventándola durante el ensayo. Así que se pusieron manos a la obra a crear algo más ligero y que sí: que el calor no traspasara y la quemara.
La elección de Queta Basilio
Dicen que estaban buscando hacer algo diferente… como buenos creativos mexicanos, los organizadores querían cambiar la jugada. Una mujer, sí, ¿pero quién?
«El Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez y los organizadores estaban buscando cambiar las tradiciones. Aquí en México fue la primera vez que se hizo, además de los juegos Olímpicos, unos juegos culturales. México hizo muchas cosas novedosas en el 68. Por supuesto que al principio no querían que fuera una mujer la que prendiera el fuego. Pensaron en mujeres de la cultura y las artes. Hay rumores que una fuerte candidata era la mismísima Doña: María Félix (¿se podrían imaginar a la actriz corriendo con la llama durante tanto tiempo?). También se consideró a la bailarina Amalia Hernández.
Un día, el comité, después de desayunar por la zona donde entrenaban, le pide al entrenador de atletismo de aquél entonces que ponga a correr 400 metros y alguien dijo «Ella». Vieron sus currículum: tenía buenas marcas, fue a Panamericanos, etc., además, tenía la fisonomía de la mujer mexicana: morena y fuerte. Finalmente cayeron en la cuenta de que eran Juegos Olímpicos, no podía ser de alguien que no fuera atleta.
Era de Queta, sin duda, quien, por cierto, llevó su propio uniforme hecho en casa -porque no le dieron uno oficial-. «Mi abuela le cosía todos sus shorts para entrenar. Y ella decidió salir de blanco, ya que había un rumor de que iba a salir de negro como protesta por los Juegos Olímpicos por todo lo que estaba pasando en el mundo. ¿Por qué se estaban llevando unos juegos olímpicos si acababa de haber una masacre tremenda de estudiantes? Pues sí salió de blanco. Traía unos tenis que no son para correr, con su playera y su bandita…
«Después de encender la llama no sabía cómo escabullirse entre la gente por lo que salió con un overol que un señor de mantenimiento le regaló (y que sigue en la casa familiar).»
«Mi mamá sigue construyendo aún cuando no está… los fans que nos escriben, la gente que está pendiente. Nos dejó disciplina porque además, fue una mujer que trabajó toda su vida. Jamás hizo algo indebido para sacarnos adelante. Se convirtió en diputada y hizo un un proyecto para que el deporte fuera una materia de estudio más en las escuelas. Para ella el deporte te da todo,» Queta Álvarez
Las mujeres: lento camino pero ahí vamos
El fuego en el pebetero, iniciado por una mujer, quizá también era un aviso: la segunda ola del feminismo estaba tomando muchísima fuerza, y como bien dijo en alguna entrevista Queta, ella no solo encendió el pebetero olímpico sino también los corazones de muchas mujeres y su lucha por la igualdad de derechos.
La siguiente vez que una mujer sola encendió el fuego olímpico fue en Sydney 2000… ¡2000! Fue Cathy Freeman. Y para sentirnos todavía aún peor, fue hasta 2012 en que las mujeres pudieron participar en TODAS las disciplinas olímpicas. Hace 9 años.
Y es irónico porque la ceremonia del encendido de la llama olímpica inicia con una gran sacerdotisa en Grecia que utiliza un espejo para reflejar los rayos del sol y así prender la antorcha.
Este año es la primera vez que un hombre y una mujer llevarán la bandera mexicana, juntos.
«Mi mamá era una mujer súper sencilla, bonachona,» terminamos nuestra plática Queta y yo.
Tengo que confesar que escribir este texto me ha traído mucho aprendizaje y también, me ha llamado la atención no encontrar algo así, como lo que estás leyendo hoy, en Internet.
¿Por qué no se habla más de Queta Basilio, de esa mujer que por primera vez inició ese fuego con el que termina la olimpiada e inician los Juegos Olímpicos?
Editora, bloguera y Podcastera. Me encanta hablar sobre la mujer y probar muchos productos para darte reseñas. También soy Film Lover y adicta a las series, además de al café.