Su nombre forma parte de las listas de It Girl en moda, y su belleza es un arma de doble filo para la familia Hachemí.
Lo que no pueden negar, y seguro estarás de acuerdo, es que su protagonismo en los medios le ha dado a Jordania un lugar dentro del espectáculo, cosa que el gobierno ha sabido utilizar a conveniencia. Rania no teme dar entrevistas y tiene cuentas personales en redes que ellas misma actualiza, como Instagram.
Como María Antonieta
Le dicen el “Síndrome de la reina María Antonieta”, y está golpeando de frente la hermosa cara de Rania, por sus hermosos outfits, sus viajes a las grandes metrópolis y sus tratamientos de belleza demasiados llamativos, que despiertan sospechas.
Es considerada extranjera porque nació en Kuwait, aunque sus padres son jordanos; pero esto es solo otro punto en contra de la aceptación de sus súbditos, quienes la perciben como una mujer rebosante en privilegios y ajena a las realidades de su país. Muy parecida a la última reina de Francia, quien fue víctima de la Revolución Francesa.
Su despliegue de looks de grandes diseñadores, como Dior y Elie Saab –sus favoritos-, ha infundido más argumentos para quienes solo ven en ella una mujer mundana, a pesar de todos sus trabajos humanitarios, como los realizados a través de la ONU y UNICEF, y su participación reciente en conjunto con Salma Hayek, durante el Festival Global Citizen, en Nueva York, donde se pronunciaron en contra de la pobreza a nivel mundial.
Más allá de la mujer de rostro bonito, con gustos caros y vida cosmopolita en contraste con sus súbditos, la reina de Jordania ha demostrado que sabe lo que hace y debe tener buenos deseos para su nación, como lo dejó en claro cuando fue vista consolando a la esposa del piloto jordano Muath al-Kaseasbeh. Rania está interesada en su pueblo, ha sabido cuidar sus relaciones públicas y siempre será referencia de buen gusto del mundo islamita.
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