Cada 6 de enero, tras de la visita de los Reyes Magos, la rosca o roscón es un elemento imprescindible. Esta tradición se ha arraigado profundamente entre la sociedad mexicana.
Así empezó la tradición de la rosca de reyes
La rosca de Reyes es una bella tradición católica con la cual la familia aprovecha para reunirse y degustar de un delicioso pan con frutos secos y una sorpresa adentro. Su origen se remonta a la Edad Media (siglo XIV), en Francia y España, y poco tiempo después, llegó a México durante el Virreinato.
Dicen que el promotor de este dulce fue el rey francés Luis XV. Según la historia, el cocinero de la Corte, de origen eslavo, quiso agasajar al monarca un 6 de enero con un roscón tradicional de su tierra. No obstante, había una sorpresa en su interior: un medallón de diamantes que compró gracias a la colaboración de otros miembros del servicio.
Luis XV quedó encantado y se dedicó a propagar el invento. Así fue como, a lo largo del siglo XVIII, la tradición llegó a España, donde recibió la mejor de las acogidas.
Los deliciosos roscones se caracterizan por tener forma circular, símbolo del amor eterno de Dios que no tiene principio ni fin. No obstante, existe otra interpretación que señala que su forma circular se atribuye a las coronas de los sacerdotes eruditos.
Según algunos registros, la tradición de partir la rosca se originó en Francia. Durante este tiempo medieval, la gente tenía la costumbre de elegir un rey para las fiestas. El proceso de selección era fácil: se escondía un haba en una rosca de pan dulce adornada con azúcar y frutas. Quien la encontrara era proclamado, de manera simbólica, como rey. Con el tiempo, la iglesia católica cristianizó, como con muchas otras celebraciones paganas, la costumbre “elegir un rey de las fiestas” inspirado en el Eclesiastés.
Érase una vez…
La historia cuenta que Melchor, Gaspar y Baltazar viajaron desde el Antiguo Oriente hasta Jerusalén guiados por una estrella. Su misión era adorar a un profeta recién nacido y llevarle tres ofrendas: oro, incienso y mirra.
Los tres magos encontraron al Niño Jesús, quien tenía tres días de nacido, se arrodillaron ante él y le dieron las ofrendas. El día en que los Reyes Magos finalmente se encuentran con el Niño, se denomina Epifanía, y la Rosca de Reyes simboliza este encuentro.
Simbolismo
La diversidad de raza de los tres Reyes Magos existe para hacer alusión a la gama de pueblos que hay en el mundo. En este sentido, Melchor, representado por un hombre anciano de barbas blancas, provenía de Europa; Gaspar, con apariencia de un joven rubio, llegaba desde Asia, y Baltasar, de tez negra y barbas onduladas, era originario de África. Según un códice de la Biblioteca de París, la primera vez que estas tres trascendentales figuras bíblicas aparecieron inmortalizadas fue en el siglo VI, en un mosaico de la iglesia de San Apolinar Nuovo, ubicada en la ciudad de Rávena, Italia.
Se tiene entendido que las frutas secas cristalizadas que adornan el pan representan las joyas incrustadas en las coronas de los Reyes Magos. Mientras que el muñeco escondido, que antes se representaba con un haba, simbolizaba la huída de José y María para esconder a Jesús de la masacre orquestada el rey Herodes, según reza el Evangelio de Mateo.
En México se sigue la tradición de quien encuentra la figura del Niño Jesús, debe cuidarlo hasta el 2 de febrero, que se celebra el “Día de la Candelaria”. Y ese día es quien paga los tamales y los atoles que se consumen.
En Kena, todos los años, nos toca poner los tamales de La Candelaria, porque siempre nos sale el niño. Claro, y es que cada quien se come sola toda una rosca.
El sabor del roscón generalmente es de naranja o limón, pero las familias también se han abstenido de usar estos ingredientes cítricos para quedarse únicamente con el sabor de mantequilla. Entretanto, la acompañan con atole, chocolate caliente o té.
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