Cuando me invitaron a asistir a la séptima edición de WHAT A WOMAN, di un brinquito de felicidad. ¡¡Es mi evento favorito del año!! AMO IR. En mi confirmación agregué una pequeña nota que decía: “El día que necesiten testimonios, ¡¡¡cuenten conmigo!!! Este evento l.i.t.e.r.a.l.m.e.n.t.e me ha cambiado la vida”.
En todos los años que he asistido te puedo decir que todo ha sido excelente: el lugar, la organización, las ponentes, la comida, el bazar, las conferencias, ¡¡TODO!!
Este año, sin embargo, estuvo muy lindo, pero siento que el hotel Four Seasons no fue para nada la mejor sede para un evento tan grande. O quizá fuimos DEMASIADAS mujeres, pero de que estaba atascado, estaba atascado… al grado de que ya fue incómodo y hasta molesto.
En esta edición de What a Woman había que hacer cola dos horas antes de la conferencia que queríamos escuchar para que nos dieran un boleto que garantizara nuestra entrada. No te quiero contar lo ridículo de esta medida porque fue una perdedera de tiempo IMPRESIONANTE.
A las 11 am me formé para una conferencia que era a la 1 pm. Para cuando llegué a la puerta (12:15 pm) me dijeron que los boletos ya se habían acabado. Es decir, perdí una valiosa hora de mi tiempo –en la que pude haberme metido a otra plática o ya de perdis irme a pasear al bazar– y ni siquiera logré mi objetivo. Esa historia se repitió otras tres veces. Literal quería llorar de frustración. Y no era la única. En la cola del baño hacíamos bromas de lo saturada y mal organizada que se sentía esta edición.
La comida, ¿qué te digo? Las cuatro veces que me formé para recibir una probadita de los patrocinadores (Sushi-itto y Panda Express), ¡¡¡nunca alcancé!!! Los únicos que se rifaron fueron los de las paletas Holistik, ellos sí repartieron a diestra y siniestra. Me comí cinco (TE LAS SÚPER RECOMIENDO, ¡súper yummy!). Fuera de ahí, nos tuvimos que salir a Reforma para encontrar un restaurante y comer decentemente.
El bazar lo montaron alrededor del jardín, lo cual limitaba mucho el espacio, no podías caminar sin tropezarte con alguien. Me sentía apretada, muy incómoda. Ni qué decir de las actividades físicas que en otras ediciones había disfrutado tanto; esta vez fueron a pleno rayo de sol o en un salón chiquititito. ¡Ay, no! De verdad fue horrible. Me estresé muchísimo. Pero bueno, llegado un punto, después de mucho quejarme (lo admito), opté por apostar por una sala chiquita y ahí formarme cada hora. Hasta entonces comencé a disfrutar.
Bueno, antes de eso… El viernes sí llegué a las 8 de la noche para disfrutar de la plática de Anamar Orihuela, a quien tuve el gusto de entrevistar hace un par de años con motivo de un libro que acababa de lanzar. Ella nos habló sobre cómo ser poderosas sin masculinizarnos.
¿Qué te digo? ¡¡Anamar es garantía!! Me encantó cómo abordó el tema y dado que tomé muchísimos apuntes, prometo escribirte un post al respecto porque sí dio muy buenos tips para recuperar nuestra esencia femenina. La verdad es que tenemos que dejar de querer imitar a los hombres para acceder a puestos de poder. Con nuestra inteligencia, capacidad y magia única podemos lograrlo, ¡¡¡100% sí!!!
El sábado fue todo el día de What a Woman.
Llegué directo a la mini-talk de mi querida Vanessa Castillo, fundadora del podcast Hormonas en Sintonía (¡¡fue mi alumna!!) e instructora del Método Sintotérmico. Grabé un episodio sobre fertilidad, moco cervical, óvulos, trompas de falopio, cérvix y demás términos vaginales con ella, así que busca “Entre Brujas” en Spofity, Apple o donde consumas tus podcasts, y escúchalo. ¡¡Pura información que cura!!
Luego fue cuando me frustré muchísimo porque hice colas como loca y no alcancé a entrar a nada de lo que quería (¿mencioné que hacía un calorón de aquellos?, me sentía en Mazatlán en verano SIN aire acondicionado); me formé para comer y tampoco logré mi objetivo… Estuve a punto de irme, pero la neta me rehusé, así que mejor apliqué la de “resignarme” a una sala chiquita pero picosa. O sea no era el salón principal (era como la octava parte de éste), pero las ponentes eran garantía.
Annie Barrios estuvo súper simpática hablándonos de cómo no era ni le interesaba ser la mujer/mamá/esposa perfecta porque la neta qué cansado; amé su chispa y sinceridad. Diana Bárcena es nutrióloga, su conferencia en What a Woman fue sobre cómo hacer elecciones más conscientes en cuanto a todo lo que nos llevamos a la boca. ¡¡Y la neta sí!! A mí cada día me dan más ganas de volverme vegetariana. ¿A ti no?
La guapísima Ana Pazos nos dio muchísimos tips para dejar de autosabotearnos y alcanzar todo lo que nos propongamos. ¡¡Tomé mil apuntes también!!, así que aquí te prometo otro post para compartirte la información. Porque en serio, así como podemos ser nuestras mejores aliadas, también podemos convertirnos en nuestras peores detractoras y enemigas, y como que eso no checa 🙁 Ya la vida es demasiado retadora como para que le echemos más carne al asador, no para favorecernos, sino para amolarnos.
Y ya. Eso fue todo lo que alcancé a hacer, lo cual es un poco-MUCHO traumante si consideramos que hubo más de 100 actividades con más de 150 ponentes de primer nivel. El programa estaba padrísimo, pero siento que se emocionaron y metieron demasiadas cosas… y demasiadas marcas.
Está increíble que las organizadoras ganen dinero mientras nos ofrecen un evento de calidad suprema, pero ya era como una invasión masiva de marcas, ¡¡¡estaban hasta en la sopa!!! Con el baño no me meto porque el papel húmedo de Regio me encanta y justo lo conocí en un Women’s Weekend (así se llamaba el evento antes de ser rebautizado como What a Woman).
Las farmacias San Pablo también me encantan, al igual que Didi Food, Yoplait, San Rafael, Lady Speed Stick (estoy usando el desodorante que nos regalaron y está muy cool). Don’t get me wrong! Lo que quiero decir es que sí había marcas padres, lo que me pareció es que fue un EXCESO. Eran demasiadas y las tenías en la jeta todo el tiempo. Digo, entiendo que pagaron para eso, pero no sé… En mi opinión, se colgaron.
Algo que me pareció muy cool fue la membresía WW, que incluye 1 día al mes en la Residencia WW, que es un sueño para cualquier emprendedora. El paquete sonaba muy seductor, a un precio súper accesible (algo así como $500 pesos al mes), pero estaba tan de mal humor que ni volante informativo agarré jijiji #sorrynotsorry.
En fin, creo que mi papel como blogger es decir la verdad acerca de las cosas porque para mí lo más importante es la transparencia y la honestidad; espero que las organizadoras no me odien y me dejen de invitar por mis comentarios, pero la neta, a ti que me lees, ¡¡¡no te puedo mentir!!! Porque traicionaría tu confianza, y eso, como blogger, no lo puedo permitir.
¡Besos engentados!
Bianca
pd. ¡¡Último detalle que me fascinó!! Además de que la goodie-bag traía cositas buenas, la bolsa fue hecha por mujeres en reclusión apoyadas por la Fundación Pro-Mujeres Cautivas, que preside mi adorada Paulina Alcocer. B-R-A-V-O 🙂
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