¿Tienes una idea de lo que significa «estar con uno mismo»? No queda duda y eso la vida nos lo ha demostrado que, para querer a los demás, debemos querernos nosotras mismas. ¡Amor propio!, es la frase que cambia todo si de verdad la aplicas en la vida real.
Podemos rastrear los orígenes del concepto “amor propio” en la filosofía o en la psicología, pero sería un recorrido largo, por lo que en este artículo solo tomaremos algunos referentes para reflexionar al respecto.
Comencemos con una cita de Erich Fromm, psicólogo y filósofo: “La afirmación de la propia vida, la felicidad, el crecimiento, la libertad, tiene su raíz en la capacidad de amar, es decir, en el cuidado, el respeto, la responsabilidad y el conocimiento. Si un individuo es capaz de amar productivamente, también se ama a sí mismo, pero si él puede amar sólo a los demás, no puede amar a todos”.
Si solo amas a los demás, no amas a todos
Esta frase de Erich Fromm es reveladora porque nos deja pensando: el amor propio no significa comprarnos nuestra comida favorita, darnos la tarde libre, pintarnos las uñas o comenzar una nueva relación. Estas cosas son buenas, seguro, pero no van más allá de la gratificación momentánea.
Pensémoslo de esta manera: el amor propio va más allá de sentirte bien contigo mismo. Es parte, sí, pero no lo es todo. Como señala Fromm, el amor tiene que ver con cuidado, respeto, responsabilidad y conocimiento. Es decir, el amor propio es algo más profundo y complejo de lo que creemos: tiene que ver con ser conscientes de quiénes somos y abrazar ese conocimiento, tener en cuenta nuestros límites y deseos para tratar de ser congruentes con ellos.
Amor propio: el secreto para una relación de pareja saludable
Amor propio, ¿qué debemos hacer?
No siempre es cómodo cambiar hacia el propio amor. Por ello, te invitamos a reflexionar a conciencia sobre qué tan cerca estás de los siguientes puntos.
Por aquí empieza todo: el cuidado
Hoy más que nunca es importante practicar el amor propio, pero como bien lo dijimos, se trata de una práctica: es una decisión activa, no pasiva. ¿Cuánto tiempo te dedicas a ti mismo? Y no hablamos de un maratón de películas favoritas (que también ayuda), sino para observarte, para pensar en ti, en tu pasado, en el futuro, en tus deseos, tus dolores, en tus hábitos.
Preguntas claves: ¿Vas a terapia? ¿Te haces revisiones médicas periódicas? ¿Tienes una rutina de ejercicios y buena alimentación? ¿Practicas la consciencia plena y la concentración? ¿Has sanado tus heridas pasadas? Todo esto requiere tiempo, dedicación y esfuerzo. Por eso el amor propio comienza como un compromiso, el de cuidarnos.
Ser responsable de ti te permite ser responsable con los demás
Amarte a ti mismo es una práctica valiente en un mundo que parece que nos empuja a no hacerlo, sin embargo, también es una responsabilidad. ¿Por qué? Porque solo cuando somos responsables de nuestras emociones, palabras, acciones y pensamientos, podemos ser responsables y benignos con los demás, de otra manera nos traicionamos a nosotros mismos. Ser responsable también es tener el poder de controlar tus límites y tus deseos, además de tener la obligación de responder ante tus propias necesidades.
Fuente: Usana
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