Lo que debemos saber para criar mejor… y lo que debemos ¡mandar al diablo! para ser felices.

De eventos como éste muchas reflexiones quedan, de vida como la actual, experiencias y novedades entran en nuestra cabeza. La tradición existe y no podemos negarla ni dejar de aceptar algunos consejos de la abuela, la suegra y la medicina de siempre; pero, cuando estás a punto de ser mamá, ¿a poco no te bombardean a un grado cuasi terrorista de información? Más que ayudarte, te inyectan más dudas y miedo. De eso no se trata el evento anual de Comunidad Kena para “Madres Primerizas”.

Jamás volveremos a ser las mismas y hay que dejar de aferrarnos a la antigua yo, poco a poco… y para siempre

Partimos de la imperfección del ser humano, no nos interesa ser madres perfectas ni fomentar los estereotipos de ser “buenas o malas” mujeres, ya es demasiado lo que sucede en nuestro organismo entero, ya es un balde enorme de agua fría saber, como dijo Ada Carrillo, que “jamás volveremos a ser las mismas y hay que dejar de aferrarnos a la antigua yo, poco a poco… y para siempre”.

Formar un equipo es la mejor manera de vivir este tramo, saber que otras mujeres transitan o transitaron por ese camino incierto y miedoso que tú, da mucho alivio. Que tu pareja se vuelva un compañero de crianza, no es “ayuda”; que las amigas, primos, abuelas, hermanos, pediatra, doula, nana y demás batallón de todos los sexos, junto contigo, se repartan tareas. No es tu responsabilidad única ni exclusiva por ser la mamá: “¡arma una tribu!”

Los mandatos sociales comienzan a abrumarnos desde la decisión de ser madres, o no, o sí o cuándo, o cómo, o con quién… lo único que importa saber es que se es madre para siempre, una vez que se es.

Que si las niñas van de rosa y deben jugar con muñecas y peluches suavecitos y a servir la comida y alzar los trastes. Y los niños van de azul, juegan rudo con armas y carritos y enseñarles a usar el taladro y cambiar los neumáticos… esos micromachismos, ¡ahora puedes mandarlos al diablo! No harán más felices ni a nuestros críos ni a nosotras ni a sus papás; en cambio, podríamos fomentar secretamente los estereotipos sexistas y como consecuencia, la violencia de género, como bien nos señaló Annie Herrera.

No me atrevería a hablar por todas, pero, ¿qué no parte de tu decisión de ser mamá tenía que ver con la idea de felicidad? Ahora, ¿porqué ese precepto se ha quedado en el olvido o se ha vuelto algo banal, o peor aún, parece imposible? Con Nonantzin Martínez quedó claro, mientras más te exijas y aspires al modelo de la perfección: Super-Woman-Mom-Todo lo puedo”, más te alejarás justo de tus actividades individuales, de tu merecido y necesario descanso, de parar a reflexionar: ¿qué estoy haciendo?, de la paciencia con tus errores, del reírte de ti misma y con los demás, evitarás que otros te apoyen con sus propias maneras… ¡alejarás tu felicidad! Y las madres infelices o abrumadas, ¿qué crees que transmiten a sus hijos? La culpa, esa que se agarra fuerte de tu brazo en algún punto desde el embarazo… ¡también mándala al diablo!

“Las nuevas paternidades no significan lo mismo que maternidades”

No podemos preciarnos de ser madres imperfectas, geniales e innovadoras sin voltear a ver la otra cara de la moneda: los padres imperfectos, geniales e innovadores. Justo para eso son las mesas redondas del final del evento Kena Madres Primerizas. Apostamos por las llamadas “Nuevas Paternidades”. Los testimonios de hombres involucrados en la crianza de sus pequeñ@s nos rompen esquemas. En primera el del “macho proveedor”; aquel que lleva dinero a casa, pero no cambia pañales, ni peina trencitas ni llora en el bailable del festival escolar ni sabe de pezoneras o porteo.

Lo que sí, es que estos nuevos compañeros de crianza nos dejaron muy claro: las nuevas paternidades no significan lo mismo que maternidades”. Ellos tienen su manera, su modo; no te histerices por ello, confía, déjate complementar, no te impongas como si ellos no supieran hacerlo. También está en su naturaleza y quizá un poco más tarde, pero ellos también desarrollan un lazo potente y eterno. ¡Permítelo! Tampoco son perfectos, ni quieras que te igualen. Evidentemente no pueden amamantar y al respecto uno de ellos nos contaba: por lo mismo, en las madrugadas yo ‘hacía todo lo demás’; me despertaba primero, lo calmaba, le cambiaba el pañal, la ropa, la ropa de cama y luego todo listo se lo llevaba a ella para la toma de leche”.

Paciencia, paciencia, paciencia…Con tu pareja, con tu bebé, contigo mism@ y con la vida…

Otro de los padres del podio traía a su bebita de meses en el canguro, mientras la mamá se encontraba estudiando un diplomado en la universidad con sus amigas. Otro de ellos nos decía el mantra: “paciencia, paciencia, paciencia…Con tu pareja, con tu bebé, contigo mism@ y con la vida… Esta etapa pasará en un pestañeo… como todo en la existencia, así que vívela con mucho amor.

Las nuevas maternidades y paternidades significan cocrianza. También significa soltar los roles rígidos, renunciar a la idea imposible de la perfección, armar tribu y dejarse acompañar, ser creativos y salirte de la cajita, buscar la felicidad y el bienestar por encima de cualquier status quo… y no olvidar que en las emergencias de los aviones, primero te pones tú la mascarilla de respiración y después al niño.

Madres Primerizas es un evento anual que la revista Kena hace parte de su portafolio de Comunidad Kena. Este año habrá una segunda edición en el mes de agosto, así que te recomendamos seguir la pista de esta iniciativa que tiene un cupo muy limitado.

 

 


Síguenos en redes sociales como @KENArevista: