Marlen Squires, Terapeuta Holística y Mentora Espiritual

Tendemos a idealizar la figura materna y la realidad es que esa idealización no encaja en todas, y aunque por mucho tiempo me costó trabajo entenderlo finalmente, esto habla también de una mamá herida, con sus luchas seguramente y el deseo de salir del estado emocional en el que algo muy adentro se impregnó en su DNA.

El llevar cargando la herida de la madre es como si formara una cadenita llevando esa herencia no querida por muchos. Sin embargo, si entendiéramos de dónde viene todo tal vez lo miraríamos de otra forma.

La herida de la madre es llevada por la madre (de su propia madre) y es heredada por sus hijos. Por otro lado, una mamá ideal es la que está emocionalmente en sintonía con nosotros, esto significa que nuestras madres podrían entender nuestras necesidades y satisfacerlas. Idealmente, tendríamos madres que no tuvieran un trauma sin resolver, esto les permitiría vernos por lo que somos y ser una guía sabia y segura mientras navegamos por la vida.

Para muchas de nuestras madres, esto no era posible. No sabían cómo regular sus emociones o hacerles frente. No sabían cómo satisfacer sus propias necesidades. No practicaron el cuidado personal ni les enseñaron cómo tener límites. Sus relaciones reflejaban patrones de codependencia. Entonces, inconscientemente proyectaron su dolor sobre nosotros. Inconscientemente nos enseñaron el mismo modelo que les enseñaron, y es así es como se crean los ciclos.

“La herida de la madre es dolor, una herida que es llevada por una madre, luego heredada por sus hijos”.

Y es así como aparecen las famosas mamás tóxicas, pero también las mamás protectoras, amorosas que causan una serie de conflictos también como inseguridad, dependencia, miedo, dificultad para expresarse, carencia de amor, etc.

Te preguntaras, ¿y ahora como mamá cómo actúo?

Tengo más de 20 años como sanadora espiritual enfocándome en las heridas emocionales, pero fue hasta cuando fui mamá que me inundó la pregunta ¿AHORA CÓMO ACTUO CON MI HIJA? Hay tanta información… y al final siento que lo único que nos dicen es que de alguna u otra manera le heredamos a nuestros hijos algo y como mamá no quieres que tu hijo sufra o le pase algo.

¡OJO!, hasta eso causa conflicto, estar preocupados que nuestros hijos sufran o no sufran, cuando lo único que nos debe preocupar es ser una mamá con una estabilidad emocional y no dejar que nuestros hijos NOS CARGUEN como nosotros hicimos con nuestra mamá.

Una de las tareas de convertirse en mamá es conciliar nuestra crianza con nuestro enfoque de la maternidad.

En cada momento presente, tenemos un pie en el pasado reviviendo hechos de la infancia.

Tuve una cliente que dijo: “Realmente comprendo y me aferro al término ‘no maternal’, porque no significa que no haya sido maternal, que odio a mi madre o que quiero arremeter contra ella. Es solo decir que en algunas áreas no tuve mamá”.

La primera vez que hablé sobre esto en una conferencia, aproximadamente el 90 % de las personas agradecieron tener una palabra para describirlo, pero hubo un 10 % muy elocuente que sintió que esto era «avergonzar o insultar a las madres». Pero esto no se trata de hacerlas quedar mal sino que la persona herida encuentre cómo definirlo y partir de ahí.

En una de mis clases recuerdo que una de mis maestras comentaba que todo esto tiene una raíz en la misoginia. Nuestra cultura tiene una relación herida con las madres.

No valoramos a las mujeres, se les culpa o se idealiza a las madres: o las mamás son fabulosas y no podemos atrevernos a criticarlas o nada podría ser su culpa, o son horribles y todo es su culpa. No hay término medio para que las madres sean buenas en algunas cosas y luchen en otras como un ser humano normal.

Hay varias razones por las que puede ocurrir la falta de maternidad. Algunas mujeres simplemente no pueden hacer frente a las expectativas sociales de las madres como “SÚPER MUJERES”. Las madres que han experimentado abuso o trauma y no han procesado ese trauma pueden ser incapaces de amar y cuidar a los demás. El alcoholismo o la drogadicción también pueden ser factores, por comentar alguno.

Cómo saber si tienes una herida materna

Debido a que una herida materna no es un diagnóstico específico, no hay un conjunto definido de síntomas que buscar. Sin embargo, hay una serie de signos comunes que pueden indicar problemas no resueltos con la falta de la maternidad:

  • -Si llevas mucha vergüenza o culpa y sientes que no eres suficiente, eso puede ser un síntoma de la herida de la madre.
  • -Sentir persistentemente que hay algo mal contigo o nunca haber tenido la aprobación o aceptación de tu madre.
  • -Temor al abandono: “Me van a dejar solo. ¿Qué voy a hacer?»
  • -Los problemas en las relaciones amorosas también pueden ser un buen indicador de una herida materna, pues por lo general los problemas que tuvimos con nuestro cuidador principal se repiten en nuestras relaciones amorosas.
  • -Miedo de que la más mínima imperfección, error o accidente pueda sabotear la conexión o el afecto de tu madre.

Por mencionar algunos signos. Lo cierto es que todo esto puede afectar la autoestima a largo plazo y provocar los tipos de daños descritos anteriormente. Afortunadamente, es posible abordar los efectos de la falta de maternidad.

Una forma práctica de detectar si estás en este estándar es voltearte a ver y checar cómo está la relación con tus hijos, esposo, trabajo, entorno y contigo misma. Indaga qué es lo que te hace ser estricta, gritona, enojona, extremadamente protectora y amorosa.

Recuerda nadie somos mejor que otras, hacemos lo mejor desde nuestra trinchera, con lo que tenemos así que no te juzgues

Cómo sanar de la herida de la madre

Para sanar la herida de la madre, debes crear una nueva relación contigo misma, una que no se base en lo que la sociedad espera de las mujeres o en lo que tu madre espera de su hija.

Sanar la herida de la madre es un viaje donde nos encontramos para desaprender patrones que alguna vez necesitamos para sobrevivir. Sanar la herida de la madre nos permite conectarnos con nuestra verdadera naturaleza y confiar en las mujeres que nos rodean.

El antídoto para sanar la Herida de la Madre no es fácil. No es rápido. De hecho, es un trabajo duro, doloroso y complicado. Esto significa abordar los lugares dentro de ti que se sienten heridos o bloqueados, y darte el amor que no recibiste.

Se recomienda trabajar con un terapeuta y potencialmente encontrar una comunidad con otras mujeres para conectarse con su divino femenino en un contexto positivo.

Muchas veces enfrentar esto es lo que impide que muchas mujeres realmente hagan el trabajo. Pero puedes comenzar a sanar la Herida de la Madre como un cuestionamiento de tu condicionamiento. ¿A qué “normas” familiares o culturales te resistes? ¿Qué “normas” rechazas dentro de ti, pero tienes miedo de sacarlas a la superficie por miedo al rechazo o la desaprobación? Esos son los lugares donde se pueden empezar a ver las grietas de la Herida Madre.

Además de cuestionar tu condicionamiento, puedes sentir curiosidad acerca de las formas en que tu madre no cubrió adecuadamente sus necesidades. Aquí hay algunas preguntas por las que puedes comenzar:

  1. ¿Qué necesitabas de tu madre que no obtuviste?
  2. ¿Cómo lidiaste con no recibir su amor de la manera que lo necesitabas?
  3. ¿Cómo ha afectado tu vida?
  4. ¿De qué manera has compensado? ¿Qué mecanismos y estrategias de afrontamiento has utilizado para llenar este vacío en el amor maternal, tanto de niño como de adulto?

Otras formas de comenzar a sanar la Herida de la Madre incluyen acciones como:

-Investiga y documéntate más sobre la Herida de mamá, ya que podemos traer cargando algo transgeneracional, donde hacemos un pacto con nuestro clan femenino. Así que habría que ir hacia atrás: cómo fue nuestra abuela, bisabuela con mamá y en su vida en sí.

-Establecer límites.

-Resistir el impulso de evitar el dolor de la Herida de la Madre.

-Identificar creencias o patrones nuevos, positivos y empoderados y luego tomar medidas al respecto.

Sanar la Herida de la Madre es complejo y este artículo no hará justicia a la importancia y necesidad vital que tenemos de sanarla individual o colectivamente. Pero es un comienzo.

Cada vez que una mujer decide cuestionar el statu quo, decir su verdad y está dispuesta a ir a los lugares oscuros para encontrar la luz, colectivamente, estamos un paso más cerca de la sanación.

Con Amor

Marlen Squires, Terapeuta Holística y Mentora Espiritual

Awaken Vibrations

 

 

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