Cheslie Kryst

La salud mental ha tomado un papel fundamental en las últimas fechas, por fortuna para muchos seres humanos. Sin embargo, a pesar de la atención que por fin se está poniendo a los rasgos y comportamientos que pueden denotar algún posible trastorno que afecte la salud mental: ansiedad o depresión por decir los menos, o los mas conocidos, aún hay muchísimo por hacer, tristemente las pérdidas de vida de algunas celebridades, como Cheslie Kryst, nos hacen voltear la cara para confirmar que no es un tema menor.

Cheslie Kryst, abogada, modelo (que se expresó varias veces sobre la salud mental), ex Miss USA, recién falleció a los 30 años a consecuencia de saltar de un edificio en Manhattan, publicando una fotografía de ella sonriendo antes de morir con la frase: «Que este día te traiga descanso y paz».

Foto de @Chesliekryst en Instagram

En 2019, en el Día de la Salud Mental publicó en su perfil de Facebook:

«Hago todo lo posible por asegurarme de mantener en forma mi salud mental. Y lo más importante que he hecho es hablar con una terapeuta. Me resulta muy fácil hablar con ella, me da buenas estrategias, sobre todo si estoy triste, feliz o se me presenta un mes complicado».

Los temas de salud mental no discriminan y tampoco están reservados para las personas con «mala suerte» o que coleccionan fracasos; por el contrario, en muchos casos se observa que afecta a personas exitosas y aparentemente estables emocional y mentalmente. Por ejemplo, Cheslie Kryst tenía una licenciatura en derecho y una maestría en administración de empresas de la Universidad Wake Forest de Carolina del Norte, y una licenciatura en negocios de la Universidad Carolina, donde era atleta de pista y un blog de moda llamado «White Collar Glam», no le faltaba ni el trabajo, ni el dinero, ni la belleza… y aún así no encontró la paz en vida.

La salud mental cuando falla, es un tema delicado, a veces incómodo para quién lo vive y para quien acompaña a la persona. Hay juicio alrededor aún.

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Las afectaciones de la salud mental tienen muchas formas: ansiedad, depresión, ataques de pánico, angustia, preocupación extrema, problemas para gestionar los nervios, cansancio inexplicable, insomnio, distracción o falta de concentración, trastornos alimenticios, síntomas físicos, dolor de cabeza, dolor de estómago, dificultad para respirar, tragar o dormir, rumiar las ideas y pensamientos suicidas; además causa una sensación de insuficiencia, puede dejarte sin ser funcional para las actividades más básicas, en algunas personas genera culpa, o incluso vergüenza o duelo constante por «perder» la capacidad de vivir feliz o en paz, y muchas otras además requieren un seguimiento clínico, no solo de apoyo emocional.

Desde afuera puede resultar sencillo opinar sobre temas de salud mental… podemos emitir juicios rápidos y asegurar que quizá la persona debe: «echarle ganas», «no desesperarse», o creer «que se inventa lo que siente», «está teniendo un mal día» o que «quiere llamar la atención»; y la verdad es que nada de esto es, ni suficiente, ni útil.

La depresión o los trastornos de salud mental se maquillan incluso con emociones y actitudes: sonrisas, optimismo exagerado, buena actitud, buen semblante… las redes sociales de alguna manera nos llevan a creer que solo es aceptable mostrar lo bueno, lo alegre, lo positivo y ello ha llevado a muchas personas a mostrarse así de manera sistemática a pesar de no sentirse mentalmente bien. Pero una cosa es lo que se ve y otra la que se siente: que puede ser descrita como imposibilidad de llevar a cabo algo (incluso levantarse de la cama), o disfrutar lo que amamos; pesa la tristeza pero no se va; agota sentir ansiedad y nada «parece resolverlo», todo puede ir aparentemente bien, pero se siente lo contrario.

Foto de @Chesliekryst en Instagram

Ser una persona cercana a alguien que sufre de falta de salud mental o de una salud mental debilitada, debe ponernos en alerta ante la pérdida de interés por algo que siempre gozan; cambios extremos de hábitos, falta de energía… Ayudar es posible pero no hay garantías, cada persona se afecta de manera distinta, pero podemos tratar de ponernos en su lugar y entender mínimamente cómo se siente, cómo le afecta, y ofrecer la ayuda, si no es posible o no la acepta, tratar de elevar el tema con un profesional de la salud mental.

Ninguna ayuda sobra, ninguna ayuda es poca, a veces una simple buena intención puede cambiarle la perspectiva a quien está sufriendo en su salud mental. Siempre será trágico y sumamente doloroso que alguien decida dañarse y acabar con su vida, las razones podrán o no, ser aceptable o válidas para alguien más, pero claramente hubo «algo» que el momento la persona creyó o sintió que no había otra opción; y esto es la consecuencia de una salud mental debilitada o mermada…

Un abrazo para cualquiera que esté atravesando por algo así en lo personal o con un ser querido.

Karla Lara


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