París debe de ser la ciudad más romántica, más hermosa y por ende la más indicada para llevarse el trono entre las capitales de la moda.
La logística que presta esta ciudad a la industria que nos atañe, es deslumbrante. La cantidad de desfiles y la calidad de cada uno de ellos continua a sorprender e impresionar.
PACO RABANNE
Empezamos con un clásico: Paco Rabanne
Esta casa de moda ha pasado por una cantidad importante de directores creativos, cada uno ha dejado su huella e identidad sobre la historia de la marca y se puede decir que en algún momento de este largo camino la identidad de Paco Rabanne y su historia se perdió en el contexto creativo. Sin embargo, Julien Dossena, el nuevo director creativo parece que logró encontrar un medio entre su visión y la historia de la marca.
Uno de los vestidos que más impactó fue el clásico metalizado de cadenas, por lo que esta casa se conoce, y su nueva adaptación que es sexy, divertida, fresca y a su vez compatible a con las tendencias. La colección entera es la mezcla perfecta entre el conceptualismo, la historia de la marca y el diseño hecha en ropa muy “sport” lista para vestir. El show fue increíble, todo en metal en un ambiente tan blanco que cegaba las luces de los reflectores, la pasarela que se presentó fue arriesgada, divertida, tenia una un buen concepto y gusto mucho.
Balmain, de Olivier Rousteing, presentó una evolución en sus diseños. El creativo y genio del mercadeo, ha mantenido la estrategia de evolucionar en sus diseños sin perder su visión y por supuesto sin perder su delicado trabajo en lo textil, algo por lo que la marca es reconocida. Y es cierto hasta su versión para H&M mantuvo un foco en la sensación que producen sus textiles al cuerpo. No existe en el mundo una tela que se sienta tan bien, que brille igual, que se mueva y flote/fluya como una tela de Balmain.
La colección presentada en París está enfocada en el “desarme” al vestir de sus chicas, Rousteing dejó ir el trabajo de bordados y textiles de pedrería para tener una colección muy orgánica, sensual, parisina y chic.
La forma en la que los pantalones con aberturas se movían generaban sensualidad interesante, los cortes asimétricos de cinturas estuvieron a la par de la tendencia pero lo llevaron a un nivel mucho más crudo y carnal y muy elegante. También el trabajo con telas de serpientes en colores fosforescentes lució muy bien, incluso arriesgado, muy alta moda a la hora de vestir para el día a día.
Rousteign nota una clara influencia en Versace y hasta en la esencia Missoni, donde el trabajo de bordado es muy bien elaborado, fiel a la silueta sexy donde el cuerpo se muestra, pero de una manera muy chic. Claro, también depende de quien los vista. La noche siguiente Kim Kardashian usó uno de sus vestidos de noche, dorado con plateado. El vestido drapeado que en la pasarela se vio elegante y sublime en la celebridad y en su cuerpo voluptuoso lució bastante diferente. Eso no le resta talento al joven creativo que continua estratégicamente innovando las pasarelas.
Rick Owens, presentó una propuesta de otras dimensiones. Con una colección ecológicamente amigable que según sus declaraciones a la prensa “serviría como un portal que abre la puerta para una posibilidad de una resolución positiva en la moda”y así fue.
La colección es difícil de describir pues es un poco mística, muy “estratosfera». El trabajo de drapeados en sedas y tules generan vestidos que simplemente caen adaptándose al cuerpo pero mostrando una silueta femenina muy fuerte. La colección futurista no es ostentosa, es fácil de llevar, pero se caracteriza por el trabajo de la tela que envuelve el cuerpo. Las botas a media pierna, que eran tipo zapatillas de ballet convertidas en botas de colores crema brillantes se vieron súper sutiles en atuendos que sin duda tenían mucha personalidad. La intervención de pelajes en vestidos de noches, mezclaban el glamour antiguo con una elegancia muy galáctica. Muy hermosa, muy a la moda, muy al punto que la industria se encuentra.
Síguenos en redes sociales como @KENArevista: