Enfrentar los cambios y aceptarlos hace la vida más llevadera, permite crecer y disfrutar. ¿Qué debemos hacer para asumir los giros de timón sin estrellarnos con una roca?
El primer cambio drástico que sufre todo ser humano sucede a segundos de haber sido expulsado del confort que le ha brindado la placenta durante los primeros nueve meses de su existencia. El ambiente debe ser absorbido de inmediato por el neonato y los llantos iniciales serán su manera de enfrentarse a ese mundo al que deberá adaptarse.
Temor e incertidumbre
Desde la creación, cualquiera que sea la teoría que defendamos para entenderla, nuestro universo ha estado en constante evolución y sometido a cambios que han sumido al hombre en el miedo, la incertidumbre, el desconsuelo y la duda ante el futuro.
No hay nada peor para la psique que no tener idea de lo que viene después de algún acontecimiento inesperado. Es terrible vivir esa sensación de estar entre arenas movedizas que impiden afianzarse en experiencias y vivencias pasadas.
El temor a lo desconocido, a no saber qué hacer, a que nos saquen de lo familiar causa estragos, pues no hay nada peor que lo inexplicable, lo que llev a que resulte más complicado aceptar los cambios.
Lo primero que debemos hacer es identificar para así poder aceptar que tenemos temor y no dejar que nos paralice. Debemos conocer nuestras debilidades y fortalezas, con el fin de apoyarnos en ellas para buscar soluciones. Si el caso lo amerita, solicitar ayuda profesional de manos de un terapeuta facilita el proceso.
Desafiar el destino y aceptar los cambios
Las personas resilientes son las que mayor ventaja sacan de los tiempos difíciles. ¿Por qué? Pues porque saben intrínsecamente que deben fluir con la corriente y poner su objetivo en los beneficios que encontrarán al final del túnel.
Si eres de los que les cuesta lanzarse a lo desconocido, estos tips son para ti:
- Soltar. Debes entender que para ganar hay que dejar partir, soltar algo en la vida. Si no vacías tu armario abarrotado de trajes, jamás podrás colocar cómodamente los nuevos que adquieras.
- Aceptar. De nada sirve quejarse por lo que no se tiene o por lo que no se dio. Debes reconocer lo que tienes y vivir en el presente para construir desde allí el futuro que deseas.
- Optimismo. La vida dependerá de los lentes que decidas ponerte para verla. Si eres una persona negativa que siempre esperas lo peor, eso es lo que recibirás. Implica el mismo esfuerzo conectarse con lo positivo y esperar lo mejor de la existencia. Y eso precisamente será lo que llegará a ti, lo bueno y lo sobresaliente.
- Duelo. Salir de la zona de confort representa un dolor inmenso. Al final es aceptar la muerte, el término de una situación que nos acomodaba, nos gustaba y nos hacía felices. Es válido vivir la pena, pero poniéndole un tiempo para no quedarnos pegados en ella. Una vez transcurrido el período de luto, hay que asumir la mejor actitud y retornar al mundo con la firme convicción de que construiremos nuevamente todo lo que anhelamos para nosotros y nuestras familias.
Hacer pequeñas acciones cotidianas de una manera diferente, como cepillarte los dientes con la mano contraria a la que siempre lo haces, te irá entrenando para aceptar los cambios en la vida.
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