Una de las mejores etapas de la infancia es creer en seres de fantasía y la emoción que esto causa. Entre las mejores tradiciones está la de creer en los 3 reyes magos que vienen desde lejos a dejar regalos unos días después del barbudo de rojo cada año. Seguro que todos recordamos la ansiosa espera, los ojos brillantes al abrir los regalos y la maravilla de pensar que estos seres realizan el milagro en una sola noche alrededor del mundo. Es un momento que se recuerda con mucha felicidad pero, qué pasa al enterarnos que, ni el ratón de los dientes ni Santa Claus ni los Reyes Magos existen.
¿Qué tan bueno es realmente, creer en los Reyes Magos?
Existe el miedo de que, la creencia en estos seres míticos pueda crear algún tipo de problema o dificultad al momento de convertirse en adultos pero la verdad es que no hay prueba alguna de un posible trauma tras la ruptura del “hechizo” y tampoco crea desconfianza hacia los padres al descubrir la verdad, después de todo es una mentira blanca que une un poco más a la familia en las festividades respectivas.
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Claro que todo tiene un límite. La edad recomendable para que tu hijo se entere siempre será entre los 7 y 11 años cuando su mente es más madura y lógica, es aquí cuando están preparados para conocer la verdad. Permitir 7 años de ilusión no hace mal a nadie.
A fin de cuentas no es malo ni crea ningún daño a largo plazo la creencia de los reyes magos sino todo lo contrario, es parte importante de la vida y una costumbre milenaria por la cual la gran mayoría ha pasado y generaciones más pasarán. Lo importante es disfrutar el momento y avivar la chispa de la magia en cada niño para mantener viva dicha tradición.
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