La semana de Alta Costura es mucho más corta que otras semanas de la moda, esto debido a que son pocos quienes aplican a este estatus de lujo. Ya en su tercer día y prácticamente culminando, disfrutamos de una moda estudiada milimétricamente y  sabiamente ejecutada. 

El día lo inició John Galliano. Debo admitir que yo, a pesar de los pesares, siempre he sido una fiel fans de las creaciones de Galliano, para mi él y Alexander McQueen, quien ya no está,  en medio de «sus locuras» , son artistas genuinos e innovadores en la moda. 

Más allá de mi afirmación y coincidiendo con muchos expertos, la pasarela de ayer de Galliano fue una de las mejores en su trayectoria. Un show con poca infraestructura teatral, permitió a la ropa expresarse por sí sola. Aunque vi el show desde el puesto de los fotógrafos, cuando tuve la oportunidad de verlo backstage aluciné. Honestamente sentí que estás creaciones transmitían una explosión de sentimientos. Hermosos sombreros rojos de plumas de avestruz, combinados con tweed asimétricos y minifaldas, el  famoso y ya histórico abrigo de lluvia, que combina cueros, terciopelo con paneles de chiffón y tulles negros acoplados en  una obra de arte del artista plástico, Benjamin Shine. Galliano más que un ensueño renovó su narrativa, enfatizando de manera siempre artística la fuerza e irreverencia de su propia historia.

Fotos: Yannis Vlamos

Luego el monarca del ‘couture’, Elie Saab, fiel a su convicción y sus raíces mantuvo su distinción, elegancia y su enfoque  comercial. Saab llenó la pasarela de atuendos de elaboraciones delicadas, intrincadas, donde se rindió un culto importante a los más mínimos detalles, resultando en vestidos de ensueños enriquecidos de bordados cuidadosamente ubicados y resplandecientes con su propia luz.

Fotos: Marcus Tondo

Y ya que ‘couture’ es sobre sueños, arte y realidad, cerramos la nota con Pierpaolo Piccioli. El diseñador que continúa navegando un éxito inédito en Valentino, así como lo hace su ex «compañera», ambos siguen siendo los mejores amigos, Maria Grazia Chiuri. Piccioli materializó este «sueño» con siluetas más cómodas, más rectas, con tulles que se recrean entre transparencias, pareció más interesado en la calma que en el drama, en la serenidad de lo perdurable que en los  efectos de lo inmediato. La comodidad de siluetas fluyó, sin duda es una especie de nueva pauta, no alejada a una visión comercial enfocada hacia las personas que pueden disfrutar  de esta comodidad y sentir el lujo que hay en ellas, algo que existe poco. Piccioli, se está convirtiendo en un emperador, él y su marca siguen siendo un sinónimo de belleza, fantasía, pero a su vez realizable con la ambición de vestir a la mujer de mente y pensamientos amplios.

Fotos: Yannis Vlamos

Nos leemos luego, para finalizar esta maravillosa semana y despedirnos de esta maravillosa ciudad. 

Gabi Ramos desde Nueva York

Gabi Ramos


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