¿Qué tipo de prueba de fuego o señal divina estás esperando para moverte de un trabajo que no te hace feliz? Si este es tu caso, sigue leyendo…
Busca ayuda. Date tiempo para reflexionar la situación. Tómate un día entero. Platica el caso con tu pareja y amigos. Poner las cartas sobre la mesa será el primer paso que deberás hacer. Si tu caso es más complicado de lo que parece, te recomendamos sacar cita con un terapeuta que te acompañe en el camino.
¡Felicidades! Eres libre para elegir. Tomar la decisión de alejarte de un lugar en el que no eres feliz, es más de lo que te imaginas. Es una prueba clara de que la persona que más importa en este mundo eres tú.
Eres lo suficientemente libre para ELEGIR lo que quieres hacer con tu vida. Si eso no te parece demasiado…
Mala reputación. Cuando no eres feliz en el trabajo tu nivel de productividad comienza a llamar la atención. Las ideas bajan, pasas por largos baches creativos que te impiden tomar el control de las cosas o proponer acciones nuevas. Todo esto podría llevarte a una muy mala reputación laboral, lo que, quieras o no, será importante en un futuro. Nunca sabes cuándo algún compañero o jefe podría recomendarte.
Los cambios generan cambios. Quedarte estático en un trabajo en el que eres infeliz podría comenzar a causar problemáticas en otros ámbitos de tu vida. Una de las primeras en reflejarse es en la salud. Depresión, bajo nivel de energía, dolores de cabeza y tensión muscular, por mencionar algunos. Moverte y actuar traerá una energía distinta a tu vida; la creatividad regresará y tu vida comenzará a tener más sentido. Estamos hechos para estar en constante movimiento, ¡no temas!
Persigue tus sueños y no mires atrás. Nunca es tarde para perseguir tus sueños. No importa cuánto te costó llegar a donde estás. Así de inexplicables y cambiantes son la vida y nuestras emociones. ¿No eres feliz en el trabajo? Busca algo que te haga feliz, porque ahí entonces crecerás.
Características de una persona infeliz en el trabajo:
Cada vez es más difícil emocionalmente levantarse en las mañanas.
Dolor de cabeza.
Tensión muscular.
Irritación y energía negativa en el grupo.
Depresión.
Tienes baja productividad.
Te ausentas con más frecuencia
Todo el tiempo hablas mal de la compañía.
Te quejas demasiado.
Eres el pesimista número 1 de la oficina.
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