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No hay mejor manera de ser feliz que vivir sin buscar aprobación de los demás. Por este motivo, es hora que rompas con las cadenas y liberes esa necesidad de complacer a terceros.

¿Amables o Complacientes?

Micki Fine, psicoterapeuta norteamericana, asegura que tenemos un concepto equivocado con ser amables y complacientes.

Por ejemplo, si estamos esperamos que otro decida por nosotras solo por el hecho de hacer que los demás se sientan complacidos con tu presencia, es el daño más profundo que puedes hacerte. ¡Sé tu prioridad!

Hay que hacer la diferencia: ser amable y complacer a los demás, no es lo mismo. A veces lo último significa sacrificar tu bienestar. Esto aunque no lo creas, podría ser problema de autoestima.

 

Respondes  que «sí» pero no quieres:

  • ¿Dices que sí con una sonrisa pero por dentro pides auxilio, queriendo decir un no rotundo como respuesta definitiva?
  • ¿Pides que te disculpen por algo en lo que no tuviste responsabilidad, solo por no hacer molestar al otro?
  • ¿Asumes compromisos porque otros esperan que tú lo hagas?

Si la respuesta a todo esto es positiva debes priorizarte y quererte más. Primero te respetas tú, luego lo harán los demás.

Si bien es cierto y totalmente correcto, debemos hacer eco al lema “amar al prójimo como a ti mismo” pero esto no quiere decir que antepongas las necesidades de los demás, dejando a un lado lo que tú realmente quieres.

Micki Fine explica que todo este panorama se convierte en un ciclo que nos hace sentir que ”no somos merecedores de lo que queremos”. Esa constante preocupación de estar a la altura de las expectativas del mundo entero hace que todo sea mucho menos llevadero.

 El mindfulness como terapia efectiva

El mindfulness es ideal para combatir este problema de toma de decisiones. La psicoterapeuta, autora del libro La necesidad de complacer, asegura que esta herramienta es efectiva: “hacia el desprendimiento del miedo, la apertura al amor, la sanación de la herida que produce la búsqueda de aprobación ajena, el aumento del respeto por ti mismo, la creación de un equilibrio en las relaciones y la liberación para elegir tu propio camino en la vida”.

A través de este proceso podremos aceptar y vivir la vida tal cual es, pudiendo agregar a nuestra variedad de respuestas… ese “no” que tanto nos cuesta decir, enfrentar cualquier conflicto y resolverlos desde el equilibrio, aceptando y dándole valor a lo que aspiramos y lo que somos.

¿Cuándo hacerlo?

En ese preciso instante donde sientas que:

  • Nadie te aprueba
  • No quieres hacerlo pero «tienes que…»
  • Cuando te sientas en la obligación de dar una disculpa, aun cuando no crees que la que deba disculparse eres tú. ¡Ese es el momento ideal!

“Nombrar las sensaciones proporciona un espacio en el que puedes probar a soltar resistencias y tener más claro lo que está pasando” explica Micki Fine.

 

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