Dieciséis años han pasado desde que se dio a conocer la historia de Linda Loaiza, quien, en el año 2001, ocupó las primeras planas en los periódicos por haber sido víctima del llamado “Monstruo de Los Palos Grandes”. Su caso es el más emblemático de violencia de género en Venezuela por la magnitud de las agresiones que sufrió y la impunidad en el proceso. Además, es el único que, hasta ahora, ha llegado a la Corte Interamericana de Justicia.

Linda Loaiza ante la Cidh en marzo de 2015. Cortesía Cejil

En ocasión de que cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, presentamos la historia de la venezolana Linda Loaiza.

El 27 de marzo de 2001 comenzó la tragedia que la marcó para toda su vida. Linda, de 18 años, fue secuestrada y sometida a graves atrocidades. Durante su cautiverio, fue mantenida en condiciones inhumanas, abusada sexualmente, golpeada y amenazada de muerte. Tres meses más tarde, el 19 de julio, logró escapar de su agresor, quien la mantuvo sometida en un apartamento de la urbanización Los Palos Grandes.

No fue sino hasta noviembre que el Ministerio Público presentó la acusación contra Luis Carrera Almoina. Cinco años más tarde, en 2006, se anunció la sentencia condenatoria contra el acusado, por seis años y un mes, pero fue absuelto del delito de violación sexual. En 2007, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos recibió la denuncia de Linda Loaiza.

Quince años después de los hechos, en noviembre de 2016, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) informó que se había remitido su caso al Tribunal Interamericano, con sede en Costa Rica.

La hoy abogada ha sido representada ante organismos internacionales por el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil), el Comité de Familiares de las Víctimas de Febrero y Marzo de 1989 (Cofavic) y en instancias nacionales por el abogado Juan Bernardo Delgado.

Refiere el Cejil, en su página web, www.cejil.org/es, queLinda no contó con un acceso a la justicia en condiciones de igualdad y fue víctima de un marco discriminatorio por su condición de mujer, que se reflejó en una denegación de justicia en su caso.

La decisión que tome la Corte Interamericana podría ser histórica en materia de violencia contra las mujeres y la discriminación a la que frecuentemente se enfrentan al acceder a la justicia. También podría sentar las bases para que Venezuela lleve a cabo cambios estructurales en las leyes, políticas públicas y administración de justicia en cuanto a la prevención y sanción de violencias contra la mujer en Venezuela. Así se saldaría la deuda judicial pendiente en el caso de Linda y en el caso de miles de otras mujeres venezolanas que son victimizadas y atacadas cuando intentan alzar su voz”.

Dieciséis años han transcurrido desde que Linda se enfrentó a una tragedia personal que la marcó a ella y a casi todo un país. Actualmente, se dedica a ejercer el Derecho y aún aguarda por justicia en instancias internacionales.


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