«Padres helicóptero” se denomina a los progenitores que sobreprotegen a sus hijos aún cuando ya son mayores. El término nace de la idea de “sobrevolar” por la vida de los hijos para evitarles cualquier situación de peligro y ejercer control sobre sus decisiones. Para un padre helicóptero su hijo siempre será su bebé, sin importar la edad que tenga.

El término nace de la idea de “sobrevolar” por la vida de los hijos para evitarles cualquier situación de peligro y ejercer control sobre sus decisiones.

El término apareció a principios de 1969 en el libro Between Parent & Tennager del doctor Haim Ginott, el cual menciona a un adolescente que se queja diciendo: “Mi mamá está sobre mí como un helicóptero…”. Desde ese momento, diversos especialistas lo han utilizado para referirse a los progenitores que ejercen una educación sobreprotectora con actitudes particulares como “despertar a sus hijos todas las mañanas para ir a la universidad y acercarse a sus profesores para pedirles sus calificaciones”.

Se ha observado además que los padres helicóptero suelen inmiscuirse en las primeras experiencias laborales de sus hijos. Un estudio de Adecco, al que se refiere The Wall Street Journal, concluye que en 2012 8% de los graduados estadounidenses fueron acompañados por uno de sus padres a una entrevista de trabajo.

Pero el fenómeno parece ser más frecuente en las familias hispanas con hijos que bordean los 20 años. “Entre latinos el apoyo intenso entre familiares es más común. Hay valores colectivistas que valorizan más a la familia y a la comunidad que al individuo por sí solo”, señala la psicóloga Laura Goorin.

Los hijos de los padres helicópteros

En gran medida, el desarrollo emocional de los hijos depende del afecto, los cuidados y la atención que recibe de sus padres, sobre todo en los primeros años de vida. Sin embargo, una crianza protectora en exceso puede perjudicarlos en lugar de beneficiarlos, y más cuando dicha conducta no se limita a las primeras edades sino que se extiende hasta la juventud de los hijos.

Esta situación les crea una total dependencia hacia los padres, y es por eso que cuando son adultos suelen tener dificultades en sus trabajos y afectar la toma de decisiones importantes como por ejemplo independizarse o contraer matrimonio.

Por Aleutie/Shutterstock

La sobreprotección puede crear en los hijos vacíos en el plano psicológico como inmadurez, inseguridad, dependencia, debilidad, nerviosismo, timidez, poca tolerancia al fracaso, escasa capacidad de adaptación, dificultad para resolver problemas, incapacidad para asumir responsabilidades y para relacionarse con los demás.

La terapeuta y especialista en psicología infantil, Maru del Olmo, señala que “la intención de este tipo de padres es un intento genuino por ser unos buenos guías; sin embargo, fallan en su estrategia, ya que causan confusión en sus hijos al no dejar que sean ellos quienes tomen decisiones y asuman consecuencias».

Evitar la sobreprotección desde las primeras edades

Para evitar la sobreprotección debe primar la disciplina, la autoridad asertiva y el amor. Algunas tácticas:

– Enseñarles las responsabilidades para que vayan adquiriendo autonomía.
– Exigirles de acuerdo con la edad.
– Darles pequeños encargos a medida que van creciendo.
– Permitirles “ser” ellos, partiendo de la seguridad y el amor.
– Darles las herramientas para superar los obstáculos; no hacer las cosas por ellos.
– Proyectarles seguridad, entusiasmo, autoestima; recuerde que los hijos son el reflejo de los padres.
– Estimularlos para que investiguen y socialicen. Hablarles claro para que se relacionen con los demás, seguros de sí mismos.
– Permitirles que exploren su entorno, pero con supervisión. Lo ideal es que los padres los acompañen en esa exploración para que puedan aprender con seguridad y se creen lazos más fuertes.
– Dejarles que tomen cierto tipo de decisiones los ayuda a formar su criterio.

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Con información de es.aleteia.org


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