1987, Cena de Estado en la Casa Blanca. Ronald y Nancy Reagan reciben a Mikhail y Raisa Gorbachev. Raisa, entró vistiendo un pelaje blanco y gris de zorro con un vestido al talle negro y muy brillante. Su atuendo era la antítesis de una Rusia comunista, fue opulento, lleno de glamour y muy chic. Su vestimenta nos dijo, la guerra fría se acabó.

La moda es un reflejo de lo que sucede en nuestra sociedad y un gran instrumento diplomático. Como Raisa, infinidad de primeras damas y damas de estado (presidentas, primeras ministras, monarcas), han dejado un mensaje a través de sus atuendos.

Anoche fue Michelle Obama, quien dejó un mensaje fuerte y claro. En su última «Cena de Estado» como Primera Dama, recibió al primer ministro italiano Matteo Renzi y a su esposa, Agnese Landini, vistiendo un tailleur Versace, de hilos de cota de malla rosa y dorados muy sensual, con una caída drapeada asimétrica en la cintura y con cuello holgado.

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Este vestido aprecia el diseño Italiano y a su vez manda un mensaje de apoyo a la mujer exitosa, como lo es la señora Donatella, como le dicen sus empleados, quien está a las riendas de esta empresa como directora creativa y dueña de la misma. En un año electoral tan polémico para los americanos, el apoyo a la mujer, obviamente apostando a Hillary Clinton, tiene un sentido fuerte.

El mensaje es claro, y  resulta de mi agrado. En él reconoce y promueve el diseño italiano, algo digno y maravilloso, trasmite al mundo que se puede ser una mujer de poder y éxito, al mismo tiempo que se es elegante y sensual. Vistiendo diseños de mujeres hecho por mujeres, para esa dama sexy y elegante. En lo personal, esa para mi es la verdadera mujer exitosa, la que logra mucho sin perder su esencia femenina.

Esta no es la primera vez que Michelle Obama usa sus atuendos para trasmitir mensajes políticos o diplomáticos. En varias ocasiones ha manifestado su preferencia por diseñadores americanos, ayudándolos a crecer y promoviendo el comercio local. Christian Siriano, es uno de estos eternos agradecidos, recientemente lo mencionamos cuando vistió a la Primera Dama para la convención demócrata. También en interrelaciones diplomáticas ha optado por usar diseñadores que conecten a los dos países. Por ejemplo, recientemente vistió de Verá Wang, chino-americana, para recibir al presidente Xi Jinping. Jason Wu, taiwanese-canadiense, para recibir al primer ministro Justin Trudeau. Aunque esto no es algo que ella se ingenió, en la actualidad, es la que mejor lo hace.

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El mundo y sus políticos han reconocido la influencia y el poder que tiene la moda. La delegación italiana incluyó al diseñador Giorgio Armani, como parte de su equipo. La cena que de por sí tiene como fin fortalecer las relaciones ítalo-americanas, para ayudar al país europeo a mejorar su crisis económica, tuvo un pequeño preámbulo, ya que el primer ministro durante la semana de la moda en Milán, invitó a editores y personalidades del rubro a un almuerzo donde él mismo proclamó a Hillary Clinton como ganadora. Además, afirmó que la moda y el diseño en Italia son parte de la gran esperanza para la mejora de este país.

El estudio de la moda en la política y la diplomacia es clave por ejemplos como el de hoy. Todo siempre va más allá, tiene un mensaje y, me genera felicidad, el poder continuo que reafirma el rubro y cómo va creciendo. Su importancia es histórica y ver que continúa siéndolo emociona.

Michelle Obama, ayer hizo historia y lució hermosa. Una de las primeras damas mejor preparada y más querida que el país americano haya tenido, se despidió, y con ella deja nostalgia pero también una pasarela de grandes atuendos con importantes significados. ¡Gracias Michelle!


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