Las mujeres que estamos viviendo en este siglo XXI, en estos tiempos inéditos, de pandemia, de encierro, de cambios, de crisis, de feminicidios, de abuso, de violencia… estamos también viviendo tiempos de despertar, de confrontar, de cambiar internamente, de descubrirnos, de conocernos, de creer en nosotras… ¡De aprender a amarnos!

Estos tiempos nos están confrontando profundamente, a nosotras, como mujeres y lo que hemos vivido, y a los hombres, como hombres y lo que han vivido. Sin embargo, los seres humanos tendemos a la resistencia cuando de cambios se trata, nos cuestan trabajo y buscamos evitarlos a toda costa. A menos… que seas quien busca el cambio. Si soy yo la que estoy promoviendo un cambio, es porque ya me di cuenta que lo que estaba viviendo ya no estaba siendo lo que debía ser, porque yo me moví de lugar y no quepo más en esa forma de vida, porque me di cuenta que así no estaba siendo como quería, porque ya no me gusta, porque quiero algo mejor, o diferente. Lo que sea, pero descubro que en lo que es ya no quepo. Y necesito un cambio.

La cosa es que a los que están al rededor no les parece, y es normal, porque generalmente ese cambio viene de sorpresa y no están preparados para ello, y cualquier cosa que altere las rutinas que no proponga yo me va a sacar de mi control y voy a resistirme.

Imagen de Valentina Conde en Unsplash

Bueno, pues sí, en estos tiempos estamos; en cambios y más cambios.

Y aunque tenemos muchos años tomando de a poco un lugar en el mundo público y laboral, las mujeres hemos roto muchas estructuras en las que acostumbrábamos vivir y eso ha generado mucho caos a lo largo de la vida.

Mientras más confronta el status quo el cambio propuesto, más grande es la resistencia. Es importante saberlo, no para no llevar a cabo el cambio, sino para estar preparadas a la resistencia y dar frente, y resistir.

Todo está entrelazado, cada vez habemos más mujeres queriendo vivir de formas más independientes, más libres, y a la vez vemos más violencia y abuso contra mujeres… eso amedrenta y asusta, sin embargo, no dejamos de ir por lo que queremos.

No dejamos de resistir.

Por eso digo, que saber que hay resistencia es importante porque una vez que arrancamos un cambio tendremos que esperar resistencia, y esa a veces es pesada. Y hay que permanecer fuertes y decididas y no dejarnos abatir por las complicaciones que éstas traen.

A lo largo de la historia, las mujeres hemos ido ocupando espacio en un mundo de hombres, porque el mundo que habíamos constituido, era un mundo público (social/laboral) de hombres y un mundo privado (hogar) de mujeres, y así nos acomodamos y funcionaba, con las condiciones que se tenían entonces.

Al paso de los años y la evolución de la vida, y del mundo mismo, dejó de ser cómodo y funcional para algunas de las partes, y los que ya no estaban cómodos empezaron a cambiar. Esos son los cambios que generan crisis y caos, sea quien sea que proponga el cambio siempre genera caos, y curiosamente lo único que no deja de cambiar es el ¡CAMBIO!

Incluso nosotras tenemos que cuestionar qué pretendemos para nosotras con el cambio que estamos promoviendo para ser congruentes, y partir de lugares conscientes y expansivos, que nos hagan crecer y ser más de nuestra luz, porque al final es lo que todos buscamos en el fondo. Y a veces esa búsqueda nos confunde.

Tomar lugares en la sociedad, en el mundo es nuestro derecho, y vamos a hacer lo que podamos con lo que tenemos.

En la construcción de este nuevo mundo tendrán que romperse muchas cosas, creencias, estructuras, formas de vivir, y quizás no seamos nosotras las que veamos este proceso transformado, así como muchas sufragistas que no pudieron ver a la mujer ejercer el voto, y gracias a ellas nosotras con toda la tranquilidad y sin arriesgar la vida, podemos ir a votar.

Así, ahora, tomaremos el lugar que nos corresponde, muchas han perdido la vida en la batalla, y por ellas seguiremos avanzando, cada quien como pueda aportar, y mientras más despertemos a esta misión más podremos reconocer como nuestra libertad.

Por mi parte despertar a la conciencia, reconocer nuestra luz, nuestra belleza interna, y desde ahí cambiar lo que nos rodea. Abrazando más lo que soy para reflejarlo afuera, así, de una en una, podemos generar un cambio, y eso es para mí, mi valiosa aportación, entre otras muchas cosas más que hago, pero la principal es comunicar y recordar, hacer consciente en mí y en todas las mujeres que quieran, esa luz que llevamos dentro. Y desde el amor abrazar la resistencia. Contener el caos y saber que todo irá tomando su lugar poco a poco.


Síguenos en redes sociales como @KENArevista: