El primer mes de embarazo, cuando aparentemente el cuerpo aún no ha sufrido cambios visibles, no me podía creer que realmente fuera a tener un bebé. Todo muta y cambia en tu cuerpo para tener las condiciones adecuadas de dar a luz una criatura de alrededor de 3 kilos de peso. Algo que me sigue pareciendo impresionante, un milagro.

El doctor en cada revisión me decía, “este niño viene grande” y claro, en ese momento me aterraba imaginar el alumbramiento. Sólo veía ese instante en mi imaginación como dolor, mucho dolor y sangre.

Historias de «así fue mi parto»

Sin embargo, en toda la gestación evité poner en Youtube la típica búsqueda: partos dolorosos, parto natural, parir… o cosas por el estilo. Sí, hay mucha gente a la que no le da ningún pudor subir a la red las imágenes (el documental) de su parto y sus guturales gritos.

No obstante, con quien hables un rato de tu estado de mujer embarazada te suele regalar una bonita historieta que se titula: así fue mi parto.

Creo que llegué a catalogar una decena de tipos de parto según estos relatos y claro, alguna afortunada te cuenta que lo tuvo corto y ni se enteró. Entonces deseas con todas tus fuerzas ser como ella y atisbas la esperanza. Formaría parte de ese mínimo porcentaje de mujeres que no sufrió nada en el parto… Hay que entender que cada mujer es un parto distinto.

Otras muchas te detallan la cantidad de horas que estuvieron dilatando y en paritorio, que no salía el bebé, que se desmayaba no se quién, que usaron instrumental y no sé que tantas otras complicaciones… En ocasiones eran auténticas pelis de terror con su toque gore y sin mermar un ápice en cada uno de los detalles. Porque no sé si sabéis pero en España se opina popularmente que es preferible un parto natural siempre y en todo momento a una cesárea programada (de este tema podríamos escribir otro post). Pero yo me pregunto… ¿Por qué todo el mundo relata su parto con tanta ávida nitidez y detalle? ¿Eso es un intento de animarte o de infundirte más miedo a ese trascendental momento? Yo ahora un año después ya tengo mi relato pero durante meses era un momento que casi no veía con nitidez, que había olvidado. Como que lo bloqueé y sólo he estado contemplando el rostro feliz de mi hijo.

El mejor consejo jamás escuchado

Ese miedo dentro de mí sólo crecía y crecía a pesar de tratar de evitar esa imagen. Intentaba no pensar en ese momento, trataba de enfocarme en ver la cara del bebé. Siempre he tenido miedo a los quirófanos, a las agujas, las vías, los médicos… Nada, me concentraba de nuevo y veía a mi bebé, eso sí, ya limpio de sangre y ausente de dolor y llanto, porque si no regresaba al traumático instante.

Nada. Tranquilas. La mayoría de las personas temen al dolor y a lo desconocido, en el caso de parir se unen esas dos sensaciones a priori. ¿Sabéis qué? Una matrona nos dio el mejor consejo, era algo que no me había planteado y relativizaba todo: El parto está en tu mente.

Sí, sabemos que naturalmente implica dolor, pero el dolor también está en nuestro ánimo, en cómo lo afrontemos. Puede ser corto o largo según nosotras nos comportemos, lo relajadas que lo tomemos y la ilusión que llevemos por tener entre nuestros brazos al fruto de nuestro vientre.


Síguenos en redes sociales como @KENArevista: