
Sí, nos salvan de sentir culpa y de este sentimiento de querer controlar lo que no está en nuestras manos, léase los problemas ajenos por más que los amemos. La 3 C también sirven para ocuparnos de lo que sí podemos controlar y atender, que muchas veces es lo propio.
Estas benditas 3 C se usan en programas de atención emocional a parejas o familiares de adictos o enfermos, a los cuales muchas veces queremos resolverles el problema y hacemos literalmente de todo para «salvarlos» de su padecimiento, pasando muchas veces por encima de nosotras mismas.
Así se nos pasan los días y es un altísima factura en desgaste emocional, energético, de recursos financieros y otros aspectos que no nos corresponden… pero que juramos dependen de nosotras.
Al final solo terminamos metidas en más problemas, con un severo desgaste en la salud, descontrol en el sueño, la alimentación, nuestro trabajo y esta ansia de control provoca desantender nuestra propia vida, demás familiares, actividades recreativas, descanso y sobre todo: bienestar. Y ni curamos ni salvamos ni cambiamos al otro, que solo resolverá cuando este control surja de sí mismo.
Las 3 C que erradican la culpa y el control ajeno de tu vida:

Causa: yo no lo causé.
Por más que puedan decirte lo contrario en más de una ocasión, la culpa de lo que haga o deje de hacer el otro, nunca es tuya. Estamos hablando de adultos y entre adultos. Cada quien debe responsabilizarse por su rebanada del pastel. Aunque te digan que «se bebió todo el bar por estar triste debido a que discutieron», su problema con el alcohol no lo provocaste tú.
Control: yo no lo puedo controlar
La vida está hecha de circunstancias que podemos controlar y circunstancias que no. Ojo para las mujeres controladoras o con complejo de salvadoras. Las que creemos que «debemos poder con todo». Nuevamente, lo que puedo cambiar es mi reacción, conducta o aspectos de mi propia vida, nunca la del otro ni sus decisiones. El cambio verdadero siempre viene de sí mismo. Una cosa es apoyar y otra muy distinta es controlar. «No andes de cuenta-cubas».
Cura: yo no lo puedo curar/cambiar
Aquí para las que tengamos complejo de Super Heroínas o una ilusión romántica de depositar nuestra felicidad y bienestar para «cuando cambie o se cure Fulano o Sutana». Aunque seas médica o psicóloga o especialista en lo que quieras y mandes, la vida es hoy y no podemos cambiar a quien no quiere, ayudar a quien no se deja, curar a quien hace todo por continuar enfermo.
Solo podemos hacerlo con nosotras mismas, sé que muchas veces eso implica una separación, ya sea temporal o definitiva, ya sea física o emocional. Pero has de salvarte a ti y muchas veces la honorable retirada, es la que sí provoca un movimiento en el otro.
«Las personas que sienten la necesidad de controlar a otros, no tienen control sobre sí mismas»
Possitive Energy

Y aquí te dejo 4 maneras de decir NO sin sentir culpa… para que añadido a lo anterior, vayas adentrándote en el maravilloso mundo de poner límites.
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