Para quienes han pasado por algún tipo de accidente, mi recomendación siempre será atender las indicaciones médicas del momento, cumplir el tratamiento e ir a casa como niñas buenas a curarse.
Escribir para sanar nos pone en contacto con nuestro yo más profundo y puede convertirse en un sincero ejercicio de autoconocimiento, autoterapia y transformación.