Escribir desde nosotras mismas nos pone en contacto con nuestro yo más profundo y puede convertirse en un sincero ejercicio de autoconocimiento, autoterapia y transformación.

La psicóloga española Helena Echeverría señala que «la escritura emocional es una oportunidad directa para acceder a nuestro interior, para conocer esas sensaciones, emociones y patrones de pensamientos más inconscientes, que  determinan y condicionan nuestra vida».

En su site www.psicoguias.com, refiere que la escritura puede convertirse en un espacio íntimo donde narramos nuestras experiencias más dolorosas, nuestros sueños, nuestros deseos y secretos, nuestros poemas y relatos. «Todo lo que escribamos sobre el papel es absolutamente perfecto para ayudarnos a saber más de nosotras mismas, modificar nuestra manera de pensar si es oportuno, transformar lo negativo en positivo,  experimentar las cosas de otra manera, potenciar nuestra creatividad e imaginación».

Desde los años 80, el profesor en psicología de la Universidad de Texas, James Pennebaker, ha desarrollado, junto con sus colaboradores, una técnica de escritura que se viene utilizando en la investigación clínica y empírica. Es una técnica relativamente sencilla y con interesantes resultados.

En el ejercicio básico de escritura, la persona debe escribir durante 20 minutos cada día durante 4 días sobre una experiencia traumática o una experiencia que le haya afectado profundamente, en la que siga pensando frecuentemente, sueña con ella o murmure regularmente sobre la misma. Debe escribir de forma continuada sin tener en cuenta las reglas gramáticas, ortográficas o sintácticas y pensar que lo escrito es absolutamente personal y que no debe compartirlo con nadie (se debe escribir únicamente para una misma).

Beneficios de la escritura terapéutica:

  • Reduce el estrés mental y la ansiedad.
  • Mejora de estado de ánimo.
  • Fortalece el sistema inmunológico.
  • Incrementa la comprensión de una misma.
  • Ordena, identifica, reconoce y regula emociones, sentimientos y pensamientos.
  • Nos permite observar y reflexionar sobre nuestros miedos, fobias, obsesiones, traumas y prejuicios.
  • Aumento del autoconocimiento y la autoconciencia.
  • Autorregulación e integración emocional.
  • Reconciliación de los conflictos emocionales.
  • Enriquecimiento de la voz interior y la perspectiva personal.
  • Autodescubrimiento de diferentes maneras de resolver los problemas.
  • Aumento y mejora de los procesos creativos y de la imaginación.

Para que pongas en práctica tu escritura interior, te dejamos las siguientes recomendaciones:


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