Cuando un desfile de Alta Costura comienza con un abrigo de estructuras ovaladas color amarillo ocre, acompañado por pantalones anchos color marrón, una franelilla blanca de textura cinética en la transparencia entre sus hilos y un sombrero gigante de plumas de avestruz color aguamarina, que simplemente flota en la caminata de la pasarela, sabes que estás a punto de ver un show vanguardista, exquisito y perfecto en su ejecución.

Este fue el show de Pierpaolo Piccoli para Valentino. El creativo sigue superándose a sí mismo, marcando tendencia, derrochando belleza y siendo el más alabado en la semana de la moda. Sin duda, de momento es el mejor y tal afirmación, entre tanto talento, es ambiciosa, pero cierta. Si bien existe una tendencia clara que es la feminidad poderosa, la belleza y el sueño es Piccoli, quien ahora logra llevarnos al próximo paso… el sueño hecho realidad, el realismo puro de la modernidad cómoda, pero elegante. Esto se vio entre vestidos bordados con encaje en plata, chalecos holgados, camisones, batas, toda una informalidad cotidiana transformada en elegancia pura, sin extraños artificios; simplemente buen gusto.

Curioso fue que vi a Pierpaolo Piccoli y amigos cenando el lunes en la noche en el hotel Coste. Esto fue dos días antes de su desfile y mi impresión fue que estaba sumamente calmado para tener un desfile tan importante en una víspera tan cercana. Hoy en día entiendo que estaba cómodo, seguro y confiado de su trabajo que, como mencioné, simplemente fue formidable, perfecto y superlativamente bello.


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