Danna María García Osuna es su nombre completo. Nació en Medellín, Colombia, el 04 de febrero de 1978. Y sí, es colombiana y actualmente tiene 38 años. Ahora bien, superando la ficha técnica, lo que algunos olvidan es que el talento de esta chica viene en la sangre, pues es hija de la cantante Claudia Osuna.
Su talento afloró desde muy joven, cuando a los 7 años fue conductora del noticiero Notituticuanti y protagonizó las series Imagínate, Tantas cosas y Seres queridos. Luego vinieron más de 25 apariciones en televisión y en telenovelas como Al final del arcoíris, Azúcar, Zarabanda, Perro amor, La casa de las dos palmas, La otra raya del tigre y Victoria.
Marcela Vallejo en Café con aroma de Mujer
Su salto a la fama internacional vino con el rol de Marcela Vallejo en la telenovela Café con aroma de mujer, permitiendo que se le conociera en todo el continente latinoamericano, puesto que esta producción se hizo una de las más famosas de todas las que se han realizado en Colombia, transmitida en todos los países de habla hispana y superada sólo por Betty la fea. Se puede decir que Danna empezó siempre con el pie derecho.
Telenovelas en México
Su primera incursión en el extranjero fue en México, donde participó en la telenovela Al norte del amor, de Televisión Azteca en 1997. Ese mismo año regresó a su amada patria para interpretar a Sofía Santana en Perro amor, por la que obtuvo varios premios y nominaciones, dentro de la categoría a Mejor actriz protagónica -TvyNovelas e India Catalina, entre otros. Luego de dos años, regresaría a México para protagonizar Háblame de amor (1999).
Su paso por Nueva York
En este momento de su vida decide tomar estudios para mejorar su método actoral, viajando a New York para realizar estudios de teatro en Lee Strasberg Theatre Institute. Ya su talento se estaba afianzando en el ámbito internacional, por lo que no es de sorprender que su siguiente trabajo la hiciera aún más conocida una vez que su actuación adquirió más estructura al terminar los estudios. Éste fue La revancha (2000), en donde representaría a Soledad y estaría rodeada de un elenco internacional. La telenovela se transmitió en Estados Unidos a través de Univisión, obteniendo excelentes ratings, al igual que en Puerto Rico, Venezuela, México, España, Países Bajos, Grecia y otros países de Europa.
De vez en cuando no cae nada mal tomarse unos años sabáticos, y eso fue lo que hizo Danna los siguientes tres años, para luego protagonizar Pasión de Gavilanes (2003), una producción que le dio más fama aún, y en la que compartió con el estelar Mario Cimarro, actor con el que luego también haría el protagónico en su siguiente trabajo, La traición (2008).
Un gancho al corazón
Al año siguiente, como golpe de suerte, viene la telenovela Un gancho al corazón (2009). Aquí da vida a Valentina López, la Monita, una joven boxeadora dispuesta a todo con tal de ser feliz, con el guapísimo Sebastián Rulli como su compañero de reparto.
Bella Calamidades (2010) fue la siguiente producción en la que participó, mostrando su lado más suave con un personaje que evoca a la Cenicienta, en una historia que ha logrado resultados considerados «excelentes» a nivel mundial, y Europa no es una excepción, mucho menos para la carrera de Danna. Las siguientes producciones son tal vez un poco más recordadas, por lo recientes, como Qué bonito amor, de Salvador Mejía (2012). Y en 2015 realizó Ruta 35, que fue estrenada en 2016, en la que interpreta a una mujer que se ve atrapada en un violento triángulo amoroso y con la necesidad de proteger a su hijo. En sus palabras, interpretarla fue un reto. “Entender cómo pensaba, por qué pertenecía allí, cuáles eran sus valores, entender su prioridad, entender la razón de su vida, que era su familia. Además, mi personaje necesitaba un cambio físico, porque tenía que aparentar ser una mujer mayor a los papeles que he interpretado. Una mujer que tiene un hijo de 18 años, que se viera más voluptuosa. Tuve que subir de peso y el acento de Sinaloa del norte de México me costó muchísimo. Fue una decisión de último momento porque todos los miembros que hacían de mi familia eran del norte de México. Tenía que tener un poco de acento, de deje para poder integrarme a la familia Bermúdez”. Una demostración del compromiso con el que trabaja al iniciar un proyecto.
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