En 2009, la UPGPG junto con el IPN realizaron esta escala didáctica sobre las diferentes manifestaciones de violencia. El Violentómetro surgió como resultado de un estudio de investigación titulado GÉNERO y AMOR. Sobra decirles que los datos arrojados fueron alarmantes, sin exentar víctimas masculinas, la violencia se da mayoritariamente contra la mujer.

La violencia desde sus formas más «sutiles» (como chantaje, ley del hielo o descalificación) está entrometida íntimamente en la mayor parte de las relaciones de pareja de los encuestados y lo peor, tiende a escalar en casi todos los casos. Diario, 8 de cada 10 mujeres son llevadas al color negro.

No necesariamente se pasan uno por uno de los niveles del Violentómetro como si fueran escalones consecutivos. Se pueden dar brincos de arriba a abajo y de regreso saltándose escalones. Tampoco hay nada que garantice que no se pueda escalar en una sola vez del amarillo al morado o negro. Ni que haya formas de violencia contra la mujer o en general, no contempladas en la escala. (A mí se me ocurren la violencia económica, la cibernética o la trata de mujeres).

Nivel amarillo:¡REACCIONA!

«Aguantar» bromas, apodos crueles , callarte y minimizar «tus asuntos» son apenas los primeros modos violentos de relacionarnos con los demás.

Violencia pasiva o abuso psicológico, le llaman así porque a penas se nota, es sutil, no es contundentemente física (aunque a veces hace referencia al cuerpo), es difícil distinguirla y fácil «normalizarla». Empieza la escala con los comentarios hirientes, el engaño, el látigo de su desprecio, tratarte como invisible y las humillaciones en público (ser interrumpida o invalidada: sí es violencia).

Ya en un tercer nivel del primer orden, encontramos gestos más pasaditos de raya como los celos y el control. Aspectos que en la historia llegamos a asumir como normales… o peor tantito, ¡como gestos románticos y protectores! Diario escuchamos mujeres que dicen: «le voy a pedir permiso a mi marido/novio, es que me cela mucho, se preocupa, me cuida

Las consecuencias de este tipo de abuso son una baja significativa en la autoestima y la generación de sentimientos de inferioridad, incapacidad y co dependencia.

Nivel rosa: ¡¡ALERTA!!

Decía mi abuelita: «juegos de manos son de villanos«. Llevarse pesado, jalonearse, ¡ni de chiste! ¿Te han destrozado algún objeto en un ataque de furia, le han dado un puñetazo a la pared o pateado al auto en una discusión contigo, se han agarrado a moquetazos a un mesero «por mirarte«, a un ex novio o extraño sin deberla ni temerla «por ti» (la culpa)?

¡Uff! ¡alerta roja! ¿quién crees que sigue? Aquí la violencia está visible y seguirá escalando.

Hay un hashtag reciente que debemos conscientizar en cualquier nivel del Violentómetro, pero más en este tramo peligroso: #vetealaprimera Lo que significa que ya llegado a este escalón es probable que se repita y escale. Es así como se dan los feminicidios. PUNTO.

Nivel morado: ¡¡¡URGENTE!!!

Definitivamente es un gran ¡NO!: patadas, golpes, encierro, forzamiento a cualquier acto sexual no concensuado, amedrentarte con armas o puños, amenazar con dejarte, golpearte, violar o matarte. Corres grave peligro, tú, tus hijos, tu trabajo, demás familiares y seres cercanos, está en juego tu integridad de todo tipo y lo más preciado e irreparable: ¡tu vida!

Sabemos que no parece tan fácil como agarrar tus maletas y escaparte una noche (lo que ha salvado a muchas). Lo complejo de este nivel es que el abuso previo te ha hecho pensar dos cosas: uno, que mereces y es normal vivir así y dos, que no hay nada mejor allá afuera para ti.

Es difícil y frustrante el trabajo psicológico en esta etapa, justo porque la víctima (y aquí sí cabe esa palabra) es sumamente renuente y le cuesta «pedir ayuda» porque no cree merecerla. Pero te lo aseguro: no es imposible, lo único que debes hacer es comunicarlo o bien, alguien más intentar salvarte y denunciarlo.

No nos quedemos callad@s, eso nos convierte en cómplices. Se guardará la confidencialidad, el anonimato y sabrán sacarte de una situación de riesgo pues conocen el proceso. Por favor, atrévete.

Puedes pedir que alguien más denuncie por ti, hacer una llamada o enviar una carta. A otro ser querido, a un especialista, a una feminista, a un médico, policía, institución pro mujer, fundación protectora de víctimas, psicóloga, a un extraño… pero pide AUXILIO.

Dos teléfonos que atienden casos de violencia contra la mujer: en México marca el 911 (emergencias en general) o en EDOMEX, el 800 10 84 053

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