Tu amiga se confiesa: te dice que es lesbiana… Aquí ideas de qué decirle y cómo apoyarla.
Ella se confiesa y no sabes qué hacer
Ante todo, como buena amiga, debes valorar el hecho de ser precisamente tú a quién ella haya elegido confesarle algo tan íntimo. Siéntete importante en su vida. ¡Agradécele!
Seguramente esto empezará con un: “no sé cómo vayas a tomar esto”, “no quiero que nada cambie entre nosotras”, “es difícil para mí.” Más allá si te sientes rara o no, piensa en ella. Pregúntante: ¿en esencia esto cambia algo entre nosotras? ¿Si no lo supiera, habría diferencia? Verás que en realidad, los miedos a «eso diferente» viene de la mente y no del corazón (Si es que tienes miedos o te sientes «rara»).
Es normal que todo esto venga acompañado de una que otra lagrimita, tanto de parte de ella o de parte tuya. Vivan este proceso de aceptación mutua pero nunca dejes de hacerle sentir tu amor incondicional y el orgullo que sientes por ella.
Ya habrá momentos para que sepas con detalles sus historias románticas, que son exactamente iguales a las de un heterosexual: “la amo”, “no nos hablamos”, “no me responde las llamadas”, “la amo de nuevo” … nada cambia, tu amistad tampoco tiene por qué hacerlo.
Sin embargo, hay cosas que, como amiga, se escapan de tus manos. Sus miedos e inseguridades a veces vienen de la misma sociedad.
Cambios de actitudes y alteraciones psicológicas
«La homosexualidad no es ningún trastorno mental y así lo afirma la comunidad científica internacional», explica Fernando Chacón, decano del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
Hay muchos aspectos psicológicos que alteran algunos de sus comportamientos y es totalmente válido. Recuerda que debido a la discriminación que aún sufren los homosexuales, se pueden desarrollar barreras (aunque, afortunadamente, cada vez sucede menos, aún es una realidad).
- Irritabilidad cuando hablan del tema
- Inseguridad propia
- Cambios bruscos de ánimos
- Falta de comunicación
- Alejamiento inexplicable
Si has notado estas actitudes en ella y ya sabes, ¡entiéndela y ayúdala a enfrentar su realidad!
Se comprende que no es fácil para ti, imagínate entonces cómo será para ella. No está de más hablar del tema acompañadas de un delicioso café por la tarde o unos traguitos un viernes por la noche. El entorno hará que ambas se sientan cómodas para hablar de cómo se siente y todo lo que le ocurre.
Pero si notas que el tema la afecta de más, le da mucho poder al qué dirán y con el paso del tiempo, te das cuenta que una terapia de amigas no tiene buenos resultados, propónle a acudir a consultas con especialistas.
Y si tú no te sientes cómoda, no lo descartes tampoco. Hay algo ahí que no estaría mal trabajar: ¿te sientes amenazada? ¿Es simplemente miedo a lo desconocido? O quizá haya alguna abuela o abuelo hablándote desde el fondo de tu subconsciente.
¡Totalmente a gusto!
Pero capaz y tu amiga totalmente liberada, extrovertida, feliz y sin miedos. En este caso es poco común que haya un momento tan grande de revelación, pero seguramente sí estará el momento en el que te diga: «No es Fernando, es Fernanda.»
Recuerda que la vida es una y no podemos estar malgastando el tiempo ni las ganas con qué dirán y prejuicios.
Como sabemos, el hecho que a alguien le guste una persona del mismo sexo no es enfermedad (¡que quede bien claro!), pero sigue habiendo barreras sociales que hay que liberar para superar de una buena vez por todas. Tanto en la vida de tu querida amiga como en la sociedad en la que vivimos.
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Una mejor amiga lo es todo, más allá de su realidad sexual. Lo importante es amarla sin limitaciones.
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