No cabe duda alguna que los últimos días han sido intensos y acontecidos. Desde una toma presidencial ambigua y controversial, hasta marchas pro derecho/respeto a la mujer en las diferentes metrópolis del mundo, que además, fueron apoteósicas y, continúa con el comienzo formal «del mes de la moda parte 1/2017» en París.
Aunque ya las semanas de la moda masculinas han dado de que hablar, ejemplo mi nota sobre Louis Vuitton y su colaboración con Supreme, es la semana de la Alta Costura quien da las pautas a seguir. Esta es para amantes del rubro, este evento es la máxima expresión del lujo posible en materia de creación y de detalles.
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En cierto punto, es justo la creación artística que, a mi criterio pudiera ser más trascendental aún que un cuadro o una escultura, pues los afortunados que llegan a lucir alguna de estas piezas viven en ella. La ‘Haute Couture’, es para mí, una forma de arte que no solo se admira sino que se puede llegar a vivir. Es la fantasía hecha realidad. Es el misticismo y romanticismo de ideas palpables por aquellos afortunados que la disfrutan en su cotidianidad.
Para que una colección o un atuendo sea considerado legalmente «Alta Costura», un término que se usa con descuido en la modernidad, debe tener la disponibilidad de ser creado o mandado hacer en específico para un cliente. Toda su elaboración es a mano, de principio a fin. El taller debe estar radicado en París, y debe emplear al menos 20 técnicos especializados en, y únicamente, el trabajo de Alta Costura y deben presentar dos colecciones anuales: enero y julio. También debe estar compuesta de cincuenta atuendos, unos que se puedan vestir de día y otros de noche. Estas reglas fueron establecidas por la ‘Chambre de Commerce et industrie de Paris’, y son pocas las marcas que cumplen al pie de la letra estos requerimientos.
Explicado todo esto, entremos en la moda. Así como acoté, que la Alta Costura es la «exaltación de la fantasía hecha realidad», así fue la llegada a París. No sé si fue casualidad o suerte, pero el aterrizaje coincidió con el amanecer y a medida que el avión bajaba el sol subía. Una simbiosis de colores simplemente alucinantes, parecía que estábamos viajando de la noche al día. Mientras el avión aterrizaba el cielo cambiaba de azul oscuro casi negro, a tonos azulejos más claros y cada vez se veía más y más fuerte en el horizonte una linea rojiza con destellos amarillos del sol naciente, imagínense literalmente, el amanecer del «Rey León». Una forma increíble para rehabilitar a cualquiera luego de un viaje largo y llenarlo de energía.
Luego de esa maravillosa llegada comenzó el día con Elsa Schiaparelli. Bertrand Guys, su nuevo director creativo, elevó el «Elsa-Ism» reviviendo la locura de la visión de esta maison con atuendos de vestidos cortos de lamé dorados con estampados de dragones, vestidos de sedas en cortes de campana con langostas en ellos. Hubo tux de mujer, siluetas largas, cortas ajustadas pero lo que predominó fueron los estampados, muchos de ellos de corazones. Lewis Carroll habría disfrutado mucho y, si las películas de Alicia en el País de las Maravillas continúan en re-hacerse, está colección que desafió la línea extravagancia vs. la elegancia, sería perfecta para una versión extra glam de la misma.
Iris Van Herpen siempre ha sido de mis favoritas. Su Alta Costura escapa un poco esa «fantasía» femenina y se trasladó a una vibra un poco más galáctica. Es como si el hada madrina viajó al planeta Martes y se trajo con ella una cantidad de ropa intrincada, y a lo mejor poco cómoda, pero cautivadora. La diseñadora implementó la técnica de impresión 3D en creaciones manuales que parecían construidas en la modelo. Cada pieza estaba estratégicamente colocada en simetría a los huesos. Fue futurista, muy amplia y recta en siluetas, absolutamente fascinante.
Luego, fue el turno de Dior. Hace meses María Grazia Chiuri, presentó una colección muy comercial, muy fuerte, aludiendo al poderío de la mujer pero muy coqueta a la vez. Hace meses pensábamos que la presidencia de la potencia mundial sería de una mujer por lo que la tendencia tenía todo el sentido el mundo. Para Alta Costura, en ese entonces, impresionó la cantidad de personas que vistieron la camisa ‘We Should all be Feminist’. Incluso, hombres la vistieron. Esto me hizo pensar que, aunque el resultado hace meses fue inesperado, ese trasfondo social permaneció, se fortaleció y se tradujo en la alta costura.
Chiuri fiel a su instinto y a su compromiso social nos transportó esta vez a un mundo de fantasías, a un bosque encantado, con hadas madrinas y unicornios, fue la mitológica representación de Dior en el Museé Rodin ayer. De cierta forma Chiuri naturalizó la alta costura. Tulles, sedas, drapeados y transparencias en vestidos, algunos largos al tobillo, mezclaron la historia de los archivos de Dior con la actualidad de una mujer sensual, fuerte, coqueta y mística. Este show nos hizo sentir que todo es posible,incluso ser una princesa en un bosque encantado en plena metrópolis. No me extrañaría para nada ver alguno de estos vestidos en la alfombra roja de los Óscar.
Y, cerramos con Giambattista Valli, el primer día de fantasías para las pasarelas. Aunque este diseñador siempre ha sido conocido por su grandeza en sus atuendos, la extravagancias de los volados y los faralaos, en esta oportunidad se expresó, creando una colección digna de una princesa. Cada atuendo tenía una personalidad propia dando la ilusión que era la ropa quien le daba vida a la modelo, no la modelo al atuendo.
Si algo puedo concluir es que de alguna forma ese poderío de la mujer mezclado con una sensualidad fina y elegante, pareciera la tendencia. El refinamiento natural de estos mitos, fantasía y sueños como una intención de lograr lo imposible. No hay un retroceso en épocas ni una evolución de ellas, es más como una combinación de esos momentos que han definido a la mujer que está logrando algo nuevo. ¿Qué es ese algo?, aún no lo sé, pero les recuerdo, apenas es el comienzo.
¡Nos leemos mañana!
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