Cada vez que alguien nos pregunta cómo nos va en la vida, la pregunta retumba en nuestro cerebro, tratando de hacer un balance y ofrecer un buen resumen de la situación. Hay quienes responden automáticamente “estoy bien”, y otros cuentan las últimas novedades, normalmente cuestiones que han supuesto cambios recientes, pero posiblemente no lo más importante para nosotros mismos.

Si la pregunta en vez de “¿cómo te va?” fuese “¿eres feliz?”, es seguro que no muchos responderían inmediatamente que sí. ¿Qué sucede? ¿Somos o no somos felices? En realidad, todo depende del enfoque, y de lo que entendamos por ser felices.

¿Qué es la felicidad?

Para muchos, la felicidad es tenerlo todo, entendiendo por “todo” la salud, el amor, el trabajo, el dinero (como consecuencia del trabajo), y en definitiva, aquello de lo que nos habla el horóscopo. Pero según este concepto, una persona soltera o desempleada, o con una enfermedad irreversible, no podría conseguir la felicidad y no es así. Hay muchas personas felices con muy poco, y también hay quien lo tiene todo y se siente desdichado.

Según afirman un par de estudios de las Universidades de California y Missouri, solo el 10 % de nuestra felicidad depende de factores externos, siendo nuestra toma de decisiones, nuestra perspectiva, responsable del 40 % de nuestra felicidad, y el 50 % resultante, de nuestra genética.

Esto significa que tenemos prácticamente la mitad del control de nuestra felicidad. Somos nosotros mismos quienes podemos lograr ser felices con nuestras acciones y elecciones. Podemos afectar de manera positiva, resolver los conflictos que frenan nuestro bienestar.

La salud parece ser un factor muy importante para encontrarse bien. No se trata de no tener ninguna dolencia o padecimiento, sino de afrontar de manera adecuada los reveses de la salud. Siempre se ha dicho “mens sana in corpore sano”. Trabajemos pues la mente en un primer lugar.

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Se ha puesto de moda en los últimos años el mindfulness o estado de atención plena, una técnica muy antigua que ayuda a fijar la atención en lo verdaderamente importante para cada uno. Podemos descubrir aquello que es prioritario, reflexionar, aprender a controlarlo, y este dominio afectará incluso a nuestro bienestar físico. Se pueden aprender técnicas de mindfulness con monitores o incluso de manera online.

comida saludable

Otra manera de cuidar el cuerpo es a través de una buena alimentación. No solo se trata de comer sano, sino que existen alimentos concretos que despiertan sensaciones muy agradables, al igual que los que mejoran la concentración o facilitan el sueño, así como otros que desencadenan consecuencias desagradables. A través de la comida podemos mejorar la secreción de las llamadas hormonas de la felicidad (oxitocina, dopamina, serotonina).

sonrisa

Y ¿qué hay del amor? El amor romántico no es el único importante. De hecho, lo más importante es quererse uno mismo. Si aprendemos a querernos, si nos aceptamos tal y como somos, reflejaremos la mejor versión de nosotros mismos. Esto a su vez logrará que las personas a nuestro alrededor disfruten más a nuestro lado, ya que la felicidad es contagiosa, y desencadenará buenos sentimientos, entre ellos la amistad y el amor. El amor romántico siempre se apoyará en el autoamor: si nosotros no nos queremos, pondremos una barrera virtual que impedirá que recibamos amor de otras personas.

dinero

El factor dinero es muy controvertido. Dicen que el dinero no da la felicidad porque hay quien tiene todo y no es feliz. En realidad, no es el dinero el que nos hace felices, sino lo que hacemos con él.

Nuevamente, la toma de decisiones se hace con el control. Hay quienes gestionan un capital moderado y hacen maravillas con él. Un uso responsable del dinero nos dará estabilidad económica o nos permitirá hacer realidad nuestros sueños. Un trabajo muy bien remunerado no es garantía de poder hacer todo lo que queramos y lograr la felicidad, cualquier trabajo podría, de hecho, conducirnos al buen camino. Aprender a darle un buen uso al dinero sí nos repercutirá satisfacciones, más que la riqueza en sí.

Fotos: Unsplash


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