No es secreto para nadie: el ejercicio regular no solo beneficia nuestra salud física, sino también nuestra salud mental y emocional. Otra cosa que tampoco es secreto es que muchas veces nos resulta difícil adquirir el hábito de hacer ejercicio de manera constante. Ya sea por falta de tiempo, motivación o simplemente desconocimiento -¡o porque no nos gusta!-, es importante encontrar la manera de incorporar la actividad física a nuestra rutina diaria. 

Pero, ¿cómo hacer que el ejercicio sea parte integral de nuestras vidas?

Yo envidio a las personas que AMAN ejercitarse… como yo no tengo la costumbre, me cuesta trabajo. Me da flojera, arggg, ¡ni sigo con mi lista de excusas!, pero también estoy muy consiente de que TENGO que hacer ejercicio de fuerza, por ejemplo, para asegurar mi calidad de vida cuando sea «mayor». 

Sí, recordemos que músculos fuertes es igual a independencia en la tercera y cuarta edad… ¿y quién quiere ser dependiente cuando todavía estemos bien intelectualmente? Yo no. Si bien no soy una persona sedentaria (camino mucho con mi perra y no uso el auto), sí tengo que hacerme el hábito de ejercitarme, así que aquí hay unos consejos para lograr integrarlo a nuestra vida cotidiana:

  1. Establece metas realistas:

Antes de empezar, es esencial establecer metas realistas y alcanzables. Tener expectativas demasiado altas puede llevar a la frustración y al abandono temprano del ejercicio. Comienza con pequeños objetivos y a medida que vayas ganando confianza, podrás ir aumentando la intensidad y duración de tus sesiones de entrenamiento.

  1. Encuentra una actividad que te guste:

El ejercicio no tiene por qué ser aburrido o monótono. Busca una actividad física que te resulte atractiva y te divierta. Ya sea que prefieras bailar, practicar yoga, correr al aire libre o unirte a clases grupales, encontrar una actividad que disfrutes hará que sea mucho más fácil mantener el hábito del ejercicio a largo plazo.

  1. Encuentra un compañero de entrenamiento:

Tener un cómplice siempre puede ser muy motivador. Busca a alguien con quien puedas compartir tus metas y que te acompañe en tus sesiones de entrenamiento. La responsabilidad mutua y el apoyo emocional harán que te sientas más comprometida y te resulte más difícil renunciar al ejercicio.

  1. Crea una rutina:

Establecer una rutina de ejercicio te ayudará a integrar esta actividad en tu vida diaria. Elige los días y horarios que mejor se adapten a tu agenda y respétalos como si fueran una cita ineludible. Con el tiempo, tu mente y tu cuerpo se acostumbrarán a este horario regular. A mí me sirve mucho no exigirme de más: clases dos o tres veces a la semana + mis caminatas = a salud.

  1. Varía tus entrenamientos:

La monotonía puede ser el enemigo del hábito. Trata de variar tus entrenamientos para evitar el aburrimiento y mantener la motivación. Alterna entre actividades cardiovasculares, entrenamiento de fuerza, flexibilidad y ejercicios de equilibrio. Además, explora diferentes lugares y entornos para mantener tu rutina fresca y emocionante.

  1. Celebra tus logros:

A medida que avances en tu viaje de ejercitarte de forma regular, celebra tus logros, sin importar cuán pequeños sean. Reconoce tus esfuerzos y recompénsate de manera saludable. Puede ser desde disfrutar de una sesión de spa, adquirir nueva ropa deportiva o simplemente darte un capricho saludable. Estas pequeñas recompensas fortalecerán tu motivación y te animarán a seguir adelante.

Adquirir el hábito del ejercicio puede ser un desafío, pero con una actitud positiva, puedes lograrlo. Recuerda que el ejercicio es una forma poderosa de empoderamiento personal y cuidado propio. Permítete disfrutar del proceso, celebra tus logros y mantén la constancia. ¡Te sorprenderás de lo que eres capaz de lograr!

NO TE PIERDAS: IMPORTANCIA DE LA SALUD MENTAL

Imagen de drobotdean en Freepik


Síguenos en redes sociales como @KENArevista: